¿Dónde estoy yo?
Érase una vez un hombre sumamente estúpido, un loco, o quizás un sabio, que, cuando se levantaba por las mañanas, tardaba tanto tiempo en encontrar su ropa que, por las
noches, casi no se atrevía a acostarse, sólo de pensar en lo que le aguardaba cuando despertara.
Una
noche tomó papel y lápiz y, a medida que se desnudaba, iba anotando el nombre de cada prenda y el lugar exacto en que la dejaba.
A la mañana siguiente sacó el papel y leyó: "Calzoncillos..." y allí estaban. Se
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