¿Darías tus piernas… a cambio de todo lo que deseas?
El niño lo miraba como si fuera de otro planeta.
Ropa impecable.
Reloj de lujo. Un auto que parecía sacado de una película.
— ¿Te gusta el
coche? —le preguntó el
joven elegante, con una sonrisa amable.
El niño, con la ropa rota y los zapatos desgastados, solo asintió con los ojos bien abiertos.
—Debe ser increíble tener una vida como la tuya —susurró.
Entonces el joven se acercó. Se agachó hasta quedar a su altura. Lo miró fijo… y dijo algo
... (ver texto completo)