Cruzando el desierto, un viajero inglés vio a un árabe muy pensativo, sentado al pie de una palmera. A poca distancia reposaban sus camellos, pesadamente cargados, por lo que el viajero comprendió que se trataba de un mercader de objetos de valor, que iba a vender sus joyas, perfumes y tapices, a alguna ciudad vecina.
Como hacía mucho tiempo que no conversaba con alguien, se aproximó al pensativo mercader, diciéndole:
– Buen amigo, ¡salud!… pareces muy preocupado. ¿Puedo... La palabra una vez hablada, vuela y no torna. El agradecimiento es la parte principal de un hombre de bien. Al que juzgue mi camino, le presto mis zapatos...
Y que camine conmigo, que tropiece donde he tropezado y que se levante como me he levantado... El valor de la vida está en entender que tu familia no tiene precio, que tu salud es la verdadera riqueza y que tu tiempo vale oro.