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Mensajes de HERMOSILLA (Burgos) enviados por Burgalés:

Cereal en fase de crecimiento junto al camino que conduce al Molino.
El sol se ha encargado de secar estas frutas después de escaldarlas unos segundos en agua casi hirviendo.
Este año, me temo que no está así de florido.
Montando guardia desde lo alto.
Con todo del futuro por delante.
Primer plano para inmortalizarlo.
Es agradable ver la floración de los árboles en especial de los de la familia prunácea y rosáceas (cerezos, ciruelos, manzanos, almendros, melocotoneros, etc.); y no es de extrañar que este mar de flores extasíe y haga maravillarse a algunas personas ante tánta belleza cromática.

Y este desfile generoso de colores no son para nuestros ojos, sino para atraer a nuestras melíferas abejas, que a su vez se encargarán de polinizar las flores para que nos traigan jugosas cerezas o crocantes manzanas.

Estos ... (ver texto completo)
Espléndida y meditada reflexión.
Hasta los pájaros de desviven por ellas.
Barrando el paso a todo aquel que no deba entrar.
Ya toca el relevo.
¡Qué vista más primaveral!
Siguen sobreviviendo a pesar de la falta de tierra en el subsuelo.
Todavía se mantiene en pie.
Es una de las pocas higueras que quedan en el pueblo.
¡Cuesta subir esta acuesta!
Habas bien cuidadas y bien mimadas.
Se avecinan cambios en el bar popular. Se va Demetrio y llega Marijóse. Suerte, a la nueva gestora, a vender, a vender a vender. De todas las maneras, estos locales deberían estar subvencionados (como los agricultores), por cumplir una función social y psicológica en los pequeños pueblos.
Suerte para el pueblo y sus vecinos de que haya quien tome el relevo.

No es fácil mantener un negocio como éste que supone una alta dosis de sacrificio y dedicación en un pequeño pueblo.

Deseemos toda la suerte del mundo a la nueva gestora.
Y... ¿este fin de semana no podemos quedar para merendar chuletillas?
Tres símbolos muy clásicos de las tres áreas de la Mancomunidad:
las espigas por La Bureba, el "pendiente de cerezas" por las Caderechas y un torreón del convento de San Salvador por Oña.
Sería de agradecer, un escueto comentario para las nuevas generaciones, cómo se llaman estos útiles y para qué servían.
Según la Real Academia de la Lengua Española el significado de estos útiles del hogar se llaman:

Tenaza: Instrumento de metal, compuesto de dos brazos paralelos enlazados en uno de sus extremos por un muelle semicircular y que por el otro tienen forma propia para coger la leña o el carbón de las chimeneas u otras cosas.

Badil: Paleta de hierro o de otro metal, para mover y recoger la lumbre en las chimeneas y braseros.
Estos utensilios son una auténtica reliquia de la cocina de humo o "choricera".
Carreteara solitaria -los fines de semana está mucho más concurrida- y la Mesa de Oña (montes Obarenes) al fondo.
Aguantando crecidas y hasta que el agua descarne las raíces y caiga.
Veremos como viene este año la cosecha de manzanas.
Panorámica de los tejados del barrio de El Castillo tomada desde el moral de la iglesia.
Encina cubriendo con su ramaje la torre de la iglesia.
Con la mirada puesta hacia lo Alto.
Carretera hacia Cornudilla.
Chopera a la izquierda.
Escalinata de tierra hacia la puerta de acceso a la iglesia.

Hierbas silvestres que lo invaden todo. ¡Qué falta de cuidado tiene esta pequeña montaña!
¡Que pocos mojones quedan en las tierras parcelas!

Agricultores incívicos se han encargado de hacerlos desaparecer de las fincas por medio de sus poderosos tractores.
El caserío de pueblo parece una isla en medio del verdor que lo rodea.
Vida de color en medio de las hierbas silvestres.
Todo un recuerdo de las viñas que en su día se cultivaban en el pueblo para producir el vino que consumía cada familia durante todo el año. ¡Qué tiempos aquellos!
Cada vez que subimos por los escalones de tierra y reborde de piedra, no encontramos de frente con esta pulida fachada de la iglesia parroquial.
Espero llegar a ser tan longevo como mi antecesor en este hueco.
Su autor, el P. Dionisio Cueva, ya no está entre nosotros.
Verdor de los árboles de El Plantío.
El cableado eléctrico surca las calles de la localidad; necesario pero muy poco estético.
Entre las ramas de estos árboles se divisa la silueta inconfundible de la iglesia local.
Rastrojo de cereal después de ser cosechado el campo.
Acelga nacida sola; alimento para gorriones y otras aves mientras su dueña no está en el pueblo.
Calle que nos lleva hacia en centro de la localidad.
A la izquierda -fuera de la foto- la casa del Maestro.
El centro del pueblo: lugar privilegiado para enterarse de quién llegaba al pueblo o de qué vendedor se trataba.
Calle solitaria del barrio de El Castillo.

Por cierto ¿alguien sabe dónde estuvo el dichoso castillo de la villa?
¿Quién no recuerda las gruesa barandillas de cemento del puente antes de que pusieran las metálicas?
Desde lo alto de la iglesia, debajo del moral, vemos esta panorámica tan preciosa.
Hermosa torre para la no menos hermosa iglesia parroquial.
A pesar del cemento, la vida se impone.
A ver cómo viene la próxima cosecha.
Mientras el río sigue invadiendo la vega, los chopos van ganado terreno.
Quien llegue el último... ¡no come!