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Mensajes enviados por José Mel Z..L.:

Una memoria tenaz es una gran cosa, pero la facilidad para olvidar es el verdadero distintivo del hombre magnanimo.

ELBERT HUBBERT.
Solo la repeticion constante puede lograr finalmente que una idea quede grabada en la memoria de las masas.

ADOLF HITLER.
La retentiva es el sello de la capacidad.

BALTASAR GRACIAN.
No pases un dia sin encomendar alguna cosa a la memoria.

BALTASAR GRACIAN.
Tenia tan mala memoria que se olvido de que tenia mala memoria y se acordo de todo.

RAMON GOMEZ DE LA SERNA.
¡Memoria! Te gusta engañarnos.

OLIVER GOLDSMITH.
Hola y buenas tardes.
Victoria y Rosas, que esteis pasando un buen dia y un buen verano y un abrazo.
El que no tiene memoria, se hace una de papel.

GABRIEL GARCIA MARQUEZ.
El metodo es la madre de la memoria.

THOMAS FULLER.
La memoria es el deseo satisfecho.

CARLOS FUENTES.
La memoria es la madre de toda la sabiduria.

ESQUILO.
No guardes nunca en la cabeza aquello que te quepa en un bolsillo.

ALBERT EINSTEIN.
Cuando lo hayas encontrado, anotalo.

CHARLES DICKENS.
La memoria es una experiencia sustituta, en la cual se da todo el valor emocional de la experiencia actual sin su tension, sus vicisitudes y sus perturbaciones.

JOHN DEWEY.
Lo que ocurre en el pasado vuelve a ser vivido en la memoria.

JOHN DEWEY.
Tengo memoria de elefante, de hecho, los elefantes a menudo me consultan.

NOEL COWARD.
Hay que tener buena memoria despues de haber mentido.

PIERRE CORNEILLE.
La vanidad practica trucos atractivos con nuestra memoria.

JOSEPH CONRAD.
Entre todas las facultades de la mente, la memoria es la primera que florece y la primera que se extingue.

CHARLES CALEB COLTON.
El cultivo de la memoria es tan necesareo como el alimento para el cuerpo.

MARCO TULIO CICERON.
El que sufre tiene memoria.

MARCO TULIO CICERON.
¡Oh, memoria, enemiga mortal de mi descanso!.

MIGUEL DE CERVANTES.
¡Que pobre memoria es aquella que solo funciona hacia atras!.

LEWIS CARBOLL.
Una cabeza sin memoria es como una fortaleza sin guarnicion.

NAPOLEON BONAPARTE.
La desmemoria es un don que otorga Dios a los deudores para compensarlos por su falta de conciencia.

AMBROSE BIERCE.
Si hay una facultad de nuestra naturaleza que puede considerarse maravillosa, esa es la memoria.

JANE AUSTEN.
Gracias a la memoria se da en los hombres lo que se llama experiencia.

ARISTOTELES.
No hay tristeza mas grande que recordar, en la miseria, de nuestros momentos felices.

DANTE ALIGHIERI.
Buenos días Jose Mel
Espero estes bien y disfrutando de tus nietos
Feliz martes
Un abrazoooooooooooooooooooooooo
Hola y buenas tardes.
Victoria, los mis pitufinos, castellano manchegos me llegan mañana por la mañana, o sea que a estas horas ya estaran aqui, las horas me parecen dias, pero todo llega.
No veo por aqui a Rosas, espero que no le haya ocurrido nada.
Que esteis pasando un buen dia y un abrazo para las dos.
Comenzaba ya a orbayar cuando Rufo Fernández entró en casa de Conrado Varela
El cura Lubencio se colocó su birrete de borla negra, otros la llevan roja y morada algunos, pero allá cada cual con su ceremonia, o con su pretexto. A él le correspondía negra, como negra era la noche que ya tenía encima, sosteniendo, a duras penas, sobre las nubes colmadas, la lluvia impaciente.
Allá va Úrsula Antayo con el remedio aprendido, camino de su casa (que si es verdad que la fe mueve montañas esta mujer podria haber hecho cambiar toda una cordillera, pero bien está cada monte donde está y no hay razones, de momento, para andar retocando paisajes).
-Mira, Úrsula. Vas a coger estas dos medallas de Santa Lucia y, antes de acostarte, te las vas a colocar sobre los ojos cerrados, atadas con un pañuelo o con una cinta para que no se muevan. Luego intenta dormir pronunciando la Salve. Esto hazlo tantas noches como años tienes. Veremos al final qué es lo que ocurre.
-Mire usted, don Lubencio, que digo yo que alguna explicación habrá por parte de la Iglesia para esta ocurrencia del cielo de que a mí, cuando me atenaza el sueño, no se me cierren los ojos, que yo lo sé porque me lo dicen todos los que así me han visto, que fueron muchos al principio, por lo que tenia de novedad, hasta quev Frutos les prohibío la entrada, pues se estaba convirtiendo la casa en una caseta de feria, y desde entonces solo son él y mi hijo Juan quienes me ven dormida, con los ojos de ... (ver texto completo)
- ¿Como van esos sueños, Úesula?
Úrsula Antayo, que dormía siempre con los ojos abiertos, nadie sabia por qué, era muy respetuosa con las cosas y las gentes de Dios.
El cura Lubencio se dusponia a recitar el breviario cuando alguien empujó el portón. La remisa Úrsula Antayo, madre de Juan Damasceno, le traía unos huevos frescos a Blandina San Juan.
En el patio rectoral bostezaban residuos de luz y bajo el viejo carbayu se formaban rizos de aire. Jadeaba a lo lejos el bosque y el eco del tedio aparecía, como un silbido, como un espasmo, por entre la maraña de nubes prietas.
En el palomar, ahora del cura Lubencio, había pegas, raitanes, tordos y gorriones, pero no palomas. También había mosqueros, andarones, pinpines, escribanas y tembladores. Había de todo en aquel palomar, de todo menos palomas.
Las palomas se fueron el día en que el cura Belarmino abandonó la Rectoral, excomulgado por el papa León XIII (Lumen in coelo), acompañado por sus hijos y la madre de sus hijos, Calamanda, mujer sumisa y agradecida de Dios, a pesar de los pesares (que poco llueve para quien bien se guarda).
El palomar era esférico y estaba cubierto de hiedra.
En el palomar del huerto rectoral no habia palomas.
En el corredor de su casa, Alarico, celebraba la eucaristía de los predios minúsculos o encomiendas en su sagrario de hojalata.
Sujeta por un momento tus ojos inquietos y escucha estas palabras que nadie pronuncia, pues no proceden de garganta, ni corazón alguno las alimenta. Están ahí. Son del aire. Flotan sobre la Peña del Cuervo, cosquilleando los pensamientos. Y ahora te toca a ti, Alarico, escucharlas. A ti, ser sin más conocimientos que los que encuentras perdidos en los caminos del monte, o en los rosales de la viuda Dulce, o entre sus pechos de nácar, que siempre acariciaste con sutil delicadeza. A ti, joven Alarico ... (ver texto completo)
Hola y buenas tardes.
Victoria y Rosas, que esteis pasando un buen dia y un abrazo.
En el corredor de su casa, Alarico, celebraba la eucaristía de los predios minúsculos o encomiendas en su sagrario de hojalata.
-O será esa luz empírea que recoge el cura Lubencio en el palomar de la rectoral y reparte despues en forma de bendiciones los primeros viernes de cada mes.
-Serán los restos que durante el día van quedando agarrados a las peñas blamcas.
Ya estaba el cielo cubierto de nubes. De él no parecía salir ya luz. Pero había luz. Por eso aún no lucían en las casas los candiles. A saber de dónde vanía aquel resplandor si el cielo lo estaba negando.
Plácida Iglesias aseguraba, delante incluso del cura Lubencio, que su marido la habia visitado la Noche de Todos los Santos y con un sentimiento impropio de un muerto la habia dejado preñada para escarmiento de la vanidad de los vivos, que se creían todos muy listos. Todo el pueblo sabía, sin embargo, que un hermano del muerto, Santos Escandón, emigrante en Argentina, habia pasado unos días consolando a la viuda y que él era el verdadero padre del tonto, pues Pedro Escandón (pobrecillo él) habia ... (ver texto completo)
-Yo creo que fue San Roque, que así castigó la mentira de la madre.