UJUE: Podéis ver la obra completa de Francisco Javier Zubiaur...

Estelas discoideas de la villa de Uiué (Navarra)
Escrito en junio de 1978 por Fco Javier Zubiaur Carreño
Ujué es una de tantas villas navarras con pasado histórico. Asentamiento romano que ha dejado estelas epigráficas y aras de sacrificios decoradas con la efigie del toro, avanzada del territorio cristiano sobre tierras islamizadas en el alto medioevo, centro de la devoción mariana de la Monarquía navarra desde el Renacimiento, siempre fue esta villa punto de difícil acceso, tanto para moros, como para guerrilleros o bandoleros legendarios. Mas a pesar de la aspereza de su relieve, y de las continuas despoblaciones de su término, Ujué nunca dejó de atraer a los hombres, fueran ya guerreros, como reyes, clérigos, romeros o artistas.

Los numerosos desolados que rodean hoy el núcleo del pueblo, son índice claro de su transformación a través de los siglos [1]. Todavía en el siglo XX, esta villa es un misterio para los navarros, que guarda en su interior secretos arqueológicos inalcanzables, eslabones sueltos que se unirán a la cadena de nuestros conocimientos histórico artísticos.

Su Iglesia Parroquial, donde tiene sede y descanso la morena Virgen de Ujué, es en su inicio de los ábsides, joya del prerrománico navarro. Comenzada por Sancho Ramírez hacia 1086, conserva analogías familiares en cuanto a construcción y adorno con la Iglesia de San Salvador de Leire, a la que vigila desde su atalaya del Castillazo, así como con otras iglesias de Aragón (una de ellas Iguacel), por las influencias que recibía Ujué de aquella parte de España, a través de las grandes rutas de comunicación y mediante las donaciones del Rey de Aragón, entonces también de Navarra.

Ujué se perfila a través del tiempo como lugar receptor de influencias artísticas, a las que ya en época temprana da su sello personal, acorde al paisaje de su territorio, tan rudo y tosco, como son las decoraciones de los capiteles de la Basílica de Santa María, o de las estelas con que señalaban los enterramientos de sus muertos.

Procedentes de ella, así como del amplio término de la villa, se conservan hoy siete estelas discoideas, que fueron recuperadas en los últimos años, y ofrecen a primera vista un notable interés arqueológico, por tratarse de hallazgos ocasionales en una zona de Navarra todavía en gran parte por explorar, y que en su momento, como acabo de decir, puede ofrecer sorpresas para los investigadores de la historia del arte. A ello hay que añadir la variedad estilística que presentan, lo que confiere a su estudio una importancia mayor.

De ellas, las cuatro primeras (que se numerarán como 1, 2, 3 y 4), son las que proceden de la Iglesia de Santa María, donde fueron descubiertas en 1963, cuando la Institución Príncipe de Viana limpió de escombro la parte llamada en el pueblo “Sala de Armas”, que no es otro lugar sino el lado norte de la Basílica, en cuyas paredes están ahora apoyadas, y a donde irían a parar como relleno desde el cementerio próximo, sito anteriormente en el Castillazo o Algibe, o ante la portada sur de la Iglesia. El hecho plantea otra vez el problema de si las estelas discoideas se emplearon o no en otro tiempo, como monumentos funerarios interiores a las iglesias [2].

La quinta estela (numerada con el 5), procede del Corral de Garatea, en el término de Cara Solbajo (sic), en Aliaga o Allaga (probable corrupción de Andiaga), tras el Monte Capaburros, al SE. del pueblo, en una vaguada del terreno. Allí era utilizada ocasionalmente como mesa para comer, debido a su superficie plana y por estar mutilada del pie. Ahora, la estela está empotrada en la escalera del vestíbulo del Mesón las Torres, antigua Casa Bercero, propiedad de los Srs. de Ibáñez. Parece que la decoración sólo afectaba a una de sus caras.

Y las dos últimas estelas (a numerar como 6 y 7)) provienen de lugar no determinado de la villa, recuperados en fecha imprecisa y llevadas al Museo de San Telmo, en San Sebastián, donde pueden verse en exposición permanente. Gracias a la amabilidad de su Director, don Gonzalo Manso de Zúñiga, pude fotografiar y tomar las medidas y calcos de ambas estelas, incorporándolas a este estudio.

La redacción de este trabajo no hubiera sido posible sin las facilidades que me prestaron en todo momento, don Fermín Gurpegui (Párroco de Ujué), don José Miguel Burgui (Sacristán de la Iglesia de Santa María), los Srs. de Ibáñez, y mis familiares, quienes colaboraron con paciencia en la preparación de fotografías y dibujos. Así, ve la luz esta catalogación de siete estelas, esperando que nuevos hallazgos rebasen pronto su número. No se merecería menos Ujué, la villa política, espiritual y artística del Reino de Navarra.

Como es habitual en esta clase de estudios, se impone primero la clasificación y análisis estructural de los materiales, la estimación del ornamento y paralelos estilísticos, para llegar finalmente a la conclusión del trabajo, intentando la datación cronológica de las estelas.

Podéis ver la obra completa de Francisco Javier Zubiaur Carreño sobre las estelas funerarias de Ujué en:


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