En la época en que los mouros vivían en Pedome, un hombre de
Villar de Cerreda vió a una moura bellísima lavando ropa, y se enamoró de ella. Por más que lo intentó, no pudo hablarle, pues en cuanto él se le acercaba, ella desaparecía. Pidió ayuda al cura de su
pueblo, y éste le dio un cordón bendito, diciéndole que si se lo echaba al cuello a la moura, ella cambiaría de actitud. Gracias a esto consiguió casarse con la moura.
Tuvieron dos hijos y vivieron
felices durante algún tiempo. Pero la moura
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