Robledillo se oculta al fondo de un angosto
valle, como embebido de su propio secreto, consciente - insconciente de su ser, un punto más original que los pueblos cercanos, tan bellos igualmente, tan silenciosos. Robledillo de Gata evoca el oro o el estaño de las vetas profundas, un rumor de
cascadas, la luz que se recrea en sí misma en
juegos de penumbra, un aire de verdores íntimos y, sobre todo, el milagro de una
arquitectura sin arquitecto que borda, en su aparente descuido, la perfección. No es un
mirador de la
Naturaleza, porque la lleva dentro: no hay distancia, sino fusión consustanciada. Los bancales o "poyos" primorosos entran en la visión de los voladizos de teja árabe, en la secuencia irregular de las paredes de pizarra, cortadas como cartas de baraja, en los oscuros
túneles de aire que desembocan en la luz. Y el
agua está viva, no sólo en su rumor, sino en su aparición real (al cruzar una
pasarela sobre el torrente, al seguir el serpenteo repentino de una calleja que parece va a dar al fin del mundo…)
Un rosal, un geranio, una mata de orégano, mezclan su aroma con olores de establo y de tahona, con almazaras invisibles, con el "salóndrigo", ese olor húmedo de las
bodegas donde se asientan el vino turbio. La
iglesia de la Asunción, con su atípica
planta hexagonal, su gran
pórtico en rueda y el artesonado mudéjar de su sacristía, es la iglesia perfecta para este pueblo mágico. Allí vela un
San Miguel deliciosamente "naif". Allí duerme un
Cristo articulado que, cada Viernes
Santo, sube a la
Cruz para volver al sueño de la urna o desvelarse, como un Cristo sonámbulo.
El pueblo.
Al fondo del Valle del Arrago, después de pasar la localidad de Descargamaría; pueblo de literarios vinos, citados por Cervantes en "El licenciado
Vidriera", nos encontramos con Robledillo de Gata, una de las joyas de la
Sierra, declarado por la Junta de
Extremadura conjunto histórico de interés cultural. Enclavado en el extremo oriental de la Sierra de Gata, linda por el oeste con las Hurdes y al norte con
Salamanca. Su escondido emplazamiento y las deficientes
vías de comunicación han permitido que Robledillo haya conservado con bastante integridad el conjunto de su arquitectura popular, siendo hoy día uno de los pueblos más bellos de Extremadura.
Llama la atención al viajero la configuración del
caserío, de tonos terrosos y rojizos
tejados, su adaptación a la pendiente de la ladera, las tres y cuatro alturas de las
casas, y como se asoma al
río desde la
umbría mirando los bellos y primorosos bancales de
huertos, viñedos y olivares de la solana. Robledillo es un sueño construido con pizarra, madera y barro rojo, donde la mano del
hombre ha ido tejiendo un
paisaje evocador de callejuelas y
pasadizos inverosímiles, capaz de transportarnos a un mundo de
colores, olores y formas diferentes. Las
calles son empinadas y estrechas, algunas transcurren bajo pasadizos o casas voladas formando pequeños túneles, provocando un constante
juego de luces y
sombras. En sus silencios y
rincones se sienten flotar los siglos, quietos, suspensos, sin orgullo, con una sencillez montaraz.
Paseando por las calles se puede inhalar el penetrante aroma que proviene de oscuras bodegas donde se fermenta de forma artesanal el vino en viejas tinajas de barro, y disfrutar con la amena conversación de las gentes de este
rincón serrano donde el presente es un calco del pasado. Destaca sobre el conjunto la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, del siglo XVI, con espléndido y alto pórtico de diez
columnas, cuyos
capiteles muestran curiosas inscripciones bíblicas.
COMO LLEGAR:
Desde Plasencia: por Montehermoso, hacia Pozuelo de Zarzón, donde se toma el desvío de Santibáñez el Alto, para coger la
carretera de Cadalso y llegar a Robledillo. Desde
Cáceres: por Coria, continuando por C-526 hasta el cruce con la C-513, donde nos dirigimos hacia Villasbuenas y después hacia Cadalso y Robledillo.
DONDE
COMER:
Restaurante Manadero,
Bar el
Refugio y la
Casa de la Cultura se sirven
comidas.
DONDE DORMIR:
Casa Rural Cosmopolita, de 2 a 10
Plazas.
Casa Rural Manadero; varios apartamentos de 4 y 6 personas.
Casa Rural Azabal; casas de 4 plazas
Casa Rural Cazapolen, capacidad para 7 personas
Casa Rural El Pontón, capacidad para 4 personas
Casa Rural El Robledal, capacidad para 4 personas