Avenida del Mediterráneo, desde Dr. Lluch, VALENCIA

La Avenida del Mediterráneo, comienza en la Calle Marino Sirera y acaba en la Calle de Eugenia Viñes.

Cabañal-Cañamelar

El Cabanyal-El Canyamelar
Cabañal-Cañamelar

Barrio

Coordenadas
39°28′08″N
0°19′58″O

Entidad Barrio

• País España

• CC. AA Comunidad Valenciana
• Provincia Valencia
• Ciudad Valencia
• Distrito Poblados Marítimos

Superficie
• Total 1,349 km²

Población
• Total 21 101 hab.
• Densidad 15 642 hab/km²

Sitio web oficial

[editar datos en Wikidata]

Cabañal-Cañamelar (en valenciano y oficialmente1​ El Cabanyal-El Canyamelar) es un barrio de la ciudad española de Valencia, perteneciente al distrito de Poblados Marítimos. Está situado al este de la ciudad y limita al norte con Malvarrosa, al este con el mar Mediterráneo, al sur con Grao y al oeste con Ayora, Illa Perduda y Beteró. Es un antiguo barrio marinero de la ciudad de Valencia, que entre 1837 y 1897 constituyó un municipio independiente llamado Pueblo Nuevo del Mar (El Poble Nou de la Mar en valenciano). Su peculiar trama en retícula deriva de las alineaciones de las antiguas barracas paralelas al mar. Pueblo principalmente de pescadores, pronto se convirtió en una zona de interés como lugar de descanso y ocio. Su población en 2009 era de 21.101 habitantes.

Historia

El primer núcleo de población que surgió en la zona fue una pequeña agrupación de chozas y barracas a los lados de la acequia de los Ángeles, que había tomado su nombre de la pequeña ermita de Nuestra Señora de los Ángeles, situada donde se levanta actualmente la iglesia del mismo nombre. La agrupación de viviendas situadas al norte de la acequia tomó el nombre de Cap de França (Punta de Francia), mientras que la situada al sur, más populosa, tomó el nombre de Cabanyal (Cabañal). Ya a finales del siglo XVII el Cabañal se convirtió en un sitio popular para los valencianos que deseaban vivir entre la playa y la huerta, por lo que comenzaron a construir alquerías cerca de las cabañas. Un par de incendios arrasaron casi totalmente la población a finales del siglo XVIII, por lo que se decretó que en adelante las casas se construyesen como las de la huerta, formando calles anchas y alineadas.

El Cañamelar surgió aproximadamente por aquellas fechas, y parece que tomó su nombre del cultivo de la caña de azúcar (en valenciano canyamel), que se cultivó allí hasta mediados del siglo XVIII.​ Desde entonces el crecimiento ha sido continuo y simultáneo en los tres núcleos, que acabaron convirtiéndose en uno solo a mediados del siglo XIX.

El Barrio del Cabanyal

La historia valenciana va unida a la de este barrio marítimo. El Cabanyal-Canyamelar llegó a ser un municipio independiente en el siglo XIX, bajo el nombre de Pueblo Nuevo del Mar. Todavía hoy es un barrio de pescadores, protagonista de las estampas más costumbristas, donde la vida tiene otro ritmo.

Su valor arquitectónico es inconmensurable. En el Cabanyal hay barracas, casitas de pescadores, fachadas de azulejos, edificios de colores y estructuras modernistas. Desde la Lonja de Pescadores al Mercado del Grao; pasando por las viviendas de la calle de Sant Pere, La Reina o Escalant; e incluso la zona del Progrés y Amparo Guillem. La particular planta de sus edificios y la disposición de su urbanismo (los callejones son casi un laberinto) también son responsables de un clima social y un estilo de vida muy auténtico, casi extinguido en las grandes metrópolis.

En los últimos tiempos, además, un sentimiento distinto se extiende por sus calles. Las nuevas generaciones han vuelto la mirada hacia la zona de la playa, no solo para comprender su valor, sino para enriquecerlo a través de propuestas culturales. Como ha pasado con otros barrios alrededor del mundo, el sentimiento bohemio ha impulsado un renacimiento. La zona ya cuenta con una red que implica a colectivos de arte y compañías de teatro con numerosos proyectos en marcha. Buenos ejemplos son la reapertura del Teatre El Musical (TEM) y el festival Cabanyal Íntim, cita primaveral con obras en pequeño formato, que sitúan el escenario en las casas de interés histórico.

A propósito de la gastronomía, también llega una nueva ola de cocineros con gran respeto por el producto del mar. Cerca de la playa siempre se ha podido disfrutar de buenos arroces en Casa Carmela y de las mejores tapas de bodega en Casa Montaña. Pero hay propuestas recientes igualmente serias, como la vermutería Anyora o la brasería Fumiferro. Si la idea es echar unas cañas, lo mejor es acompañarlas con las tortillas de La Peseta o los bocatas gigantes de La Pascuala y La Paca. Luego se puede pasar el resto de la tarde, e incluso la noche, en La Fábrica de Hielo, un espacio multidisciplinar donde a veces también se instalan food trucks.
(22 de Enero de 2020)