Destaca en el conjunto del templo la
capilla de la
Comunión que, iniciada medio siglo después de acabarse la
Iglesia, es considerada una de las más bellas muestras del alto barroco español. Se configura como un pequeño templo de planta de
cruz griega, cubierto por
bóvedas de cañón en los laterales y
cúpula sobre tambor de la sección circular al interior y octogonal al exterior. Se disponen tres
puertas, una en cada uno de los tres brazos (recayendo a la
calle, a la Concatedral y al
claustro), con un
altar en el cuarto brazo. Preside la capilla un
retablo con un relieve de la Anunciación tallado en mármol con gran perfección. La capilla presenta una excelente decoración escultórica y un
juego de ejes no ortogonales sino en diagonal cruzada, de fino barroquismo. Es obra de Juan Bautista Borja (1695-1738), lo mismo que la excelente
puerta de madera con escenas labradas que conduce de la capilla al claustro.