La
Iglesia fue diseñada entre 1610 y 1615 por Agustín Bernardino, discípulo de Juan de Herrera. La primera
piedra se pudo en 1616, estando al frente de las obras el propio Bernardino (1616-1626), su ayudante Martín Unzueta (1616-1630), Miguel Real (1630-1658) y Pedro Guillén (1659-1661). Su estilo es renacentista con mezcla de elementos del Barroco. El templo tiene planta de
cruz latina, con los brazos poco acusados, con seis
capillas laterales comunicadas entre sí, y siete en el
ábside, sobre el cuerpo de cuyas
bóvedas corre otro idéntico formando tribunas. Preside el conjunto una potente
cúpula, que alcanza los 45 metros de altura, realizada en cantería y según el orden dórico. El interior del templo es de grandes proporciones ofreciendo una equilibrada unidad de espacio.