Definitivamente, nos hemos vuelto locos.
Hubo un tiempo en que, para estar acorde con los tiempos, mucha gente levantaba el puño.
Luego, por la misma razón, a muchos se les descoyuntaba el brazo de tanto levantarlo.
Más tarde, escondieron el brazo y algunos volvieron a echar mano del puño, la mayoría pasó a denominarse "demócrata".
Ahora, cada vez más gente anhela su patria chica, la que tienen al alcance de la mano, la más asequible y cercana y, por tanto, más fácil de comprender y asimilar. Es una vuelta al terruño, la negación de lo global, de lo cosmopolita. Decir que se es español es hoy un insulto, una vergüenza. Lucir una bandera de España es, en la conciencia colectiva, un sinónimo de "fascista", esa palabra tan sobada y tan alegremente interpretada por muchos. Se pretende una vuelta a la Edad Media, la de la monarquía confederativa con un rey común, poseedor no del título de Rey de España, sino de una retahila de títulos que ocupaban una carilla de un folio.
Ustedes verán...Yo sólo espero que esto sea una moda pasajera, para lucir camisetas y gorras, de gente que recurre a cualquier cosa con tal de encontrarle algún sentido a la vida. Se lo dice un "extranjero".
P.G.
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