Cuando mi Virgencica de la Fuensanta baja a Murcia.
Mi Murcia ahora tiene un nuevo olor, al de la lluvia, (esa lluvia de la noche que hace que sus antiguas calles y recoletas plazas amanezcan limpias, ) se une el suyo que les da el frescor y el tono perfumado de tu pelo y de su manto.
Al apagado brillo del mármol de sus fachadas, a las plomizas vidrieras de sus cansadas ventanas, al agua de las fuentes, a la niebla gris de la piel de los árboles, ahora les da color la luz de sus ojos.
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Mi Murcia ahora tiene un nuevo olor, al de la lluvia, (esa lluvia de la noche que hace que sus antiguas calles y recoletas plazas amanezcan limpias, ) se une el suyo que les da el frescor y el tono perfumado de tu pelo y de su manto.
Al apagado brillo del mármol de sus fachadas, a las plomizas vidrieras de sus cansadas ventanas, al agua de las fuentes, a la niebla gris de la piel de los árboles, ahora les da color la luz de sus ojos.
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