BARCELONA: 3...

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Mozuela, hay veces en que los duendecillos que andan sueltos por las verdes praderas y los fértiles valles de cualquiera de nuestras múltiples Españas, también se enfurruñan. A estos ectoplasmas vestidos con ropajes de colorines y cubiertos con sombrero, barretina, cachirulo o boina, --aditamentos cubre-calvas de las que penden cintitas con cascabeles adosados--, les desagrada sobre todo las intransigencias, el odio o el miedo al diferente, la estulticia humana; venga de donde venga, como dice el primo de nuestro paisano Piri; que por lo que se vislumbra es natural de Galicia, aunque también puede que sea catalán, astur, navarro-vascuence o del Valle de Matamoros, ¿quién sabe? Después de todo, casi todo los habitantes de esta península tenemos un pariente más o menos cercano en alguno de sus rincones.

Así, cuando constatan que hay personas con el estómago agrio que son incapaces de separar el grano de las granzas o que confunden el rábano con las hojas y que, en oyendo un diálogo distendido en el que se entremete un chascarrillo, generalmente tópico, que hace alusión a una determinada forma de hablar de los unos o de los otros; arremete como cafre desbocado contra el autor del mismo o, generalizando, contra todos los que habitan en un determinado territorio, se irritan y, claro está, también montan en cólera, mayormente, porque no entienden que dos mil diez años después de que Poncio se lavara las manos dejando que los fariseos del Sanedrín asesinaran en una cruz a Jesús de Nazaret, pueda haber gente con el tarro cuadriculado incapaces de distinguir lo blanco de lo negro, lo bueno de lo malo; los dardo envenenados que unos individuos que se dedican a la política lanzan contra otros que no forman parte de su grupo de intereses.

El párrafo es largo y quizás no me he expresado bien. Hasta puede ser, que lo haya hecho rematadamente mal. Hay gustos para todo y según la idea de la maniobra que cada persona tenga respecto a sí mismo y su entorno, es posible que le esté dando ideas para que se reafirmen en su concepción de cómo debería ser la sociedad en la que quiere vivir. Que corrobore, que efectivamente está en posesión de su razón, sea esta xenófoba, racista o sensiblemente separatista aprovechado la mayor potencia económica del entorno en el que se desarrollan su vida y sus vivencias.

Si un chiste que hace una “gracieta” de los “peseteros catalanes”, de la manera de hablar de los de Bilbao, gallegos, andaluces o mesetarios, sirve para que alguien monte en cólera, pues, el último que apague la luz porque éste, no es el mundo de los duendes que aspiran a sobrevivir pacíficamente entre juncos o alcornocales, ya que ellos saben por experiencias varias de las que salen a luz un día sí y el otro también, que peseteros hay en todas partes; que vividores, tramposos tahúres y demás fauna dañina para el conjunto de la humanidad más, en todas partes, y en mi casa a calderadas.

Tenía pensado hablarte hoy, mocita recia, del contrasentido que supone que los celos o rabietas que tenga un juez contra otro, pueda transformar hasta el espíritu de la Ley de Amnistía del 77 del siglo pasado, en un instrumento de venganza al servicio de los que se manifiestan descaradamente herederos de un pasado siniestro pues, pensada como fue para sacar de las cárceles a los condenados por lo que entonces eran delitos de opinión o asociación ilícita, se pueda usar ahora para eximir de culpa a los que antes formaban parte de los piquetes de ejecución que, con sus matanzas, sembraron de cadáveres todas las cunetas y tapias de campos santos de España y de paso, condenar al ostracismo profesional a un individuo al que, entre otros logros le debemos, el que en su día desenmascarará a un tal Pinocho.

¿La verdad?, ¿cuál?, ¿la tuya? ¿la mía?, ¡ah, la verdad...! Pues ven conmigo a buscarla, la tuya guárdatela.

Salud.