Al oeste de la provincia de Zamora y en la frontera con Portugal se encuentra un pueblo declarado de interés turístico por el ayuntamiento de Manzanal de Arriba. Se sitúa en la confluencia de tres comarcas zamoranas: Aliste, Sanabria y Carballeda, lo que remarca su carácter fronterizo. Por esta razón algunos mapas lo sitúan en Sanabria y otros en la Carballeda. El pueblo se encuentra en la Sierra de la Culebra, en la ladera de Peña Castillo y mirando a Portugal, pero su término municipal incluye otros picos de la Sierra así como algunos vados.

Pertenece al Ayuntamiento de Manzanal de Arriba, y visitando la página web del Ayuntamiento se pueden encontrar más vistas y fotos del mismo.

El principal monumento es la Iglesia de la Santa Cruz, de la que recibe el nombre, que antiguamente fue Parroquia. Otros monumentos son el Puente de los Infiernos, que atraviesa el Río Manzanas en el vado del mismo nombre aunque tiene un difícil acceso. Las casas del pueblo presentan la arquitectura popular sanabresa con blacones de madera y tejados de pizarra. En las nuevas construcciones y reparaciones de antiguas viviendas se cuida el entorno y se respetan las formas tradicionales. También merece un paseo el antiguo molino, situado también en el valle a la orilla del río. Su acceso también está dificultado por la abundante naturaleza de la reserva.

Las fiestas patronales son LA SANTA CRUZ, el 14 de septiembre, fecha en la que tiene lugar la solemne procesión por las calles del pueblo seguida por la comida tradicional de todos los vecinos. El 13 de Mayo se celebra LA VIRGEN DE FÁTIMA, patrona del pueblo, y aunque es una fiesta mucho más reciente, de mediados del siglo XX se celebra con mucho cariño y fervor. Por orden riguroso cada uno de los vecinos o feligreses se apuntan en una lista para ser los mayordomos de la fiesta, ofrecerla por sus intenciones e invitar al almuerzo a todos lo vecinos y demás asistentes a la fiesta.

La recogida de las castañas es una de las épocas más importantes del año. Este producto se puede comprar en Octubre o Noviembre a cualquiera de sus habitantes, que con tanto esmero cuidan los árboles de su propiedad, limpian el monte y recogen su fruto. Los colores del otoño: verdes, amarillos y marrones, son dignos de contemplarse desde cualquiera de sus rincones y son muy adecuados para los aficionados a la fotografía.

A partir del 2004 se va a abrir una posada de turismo rural con buenas vistas, 5 habitaciones y que ofrece buenas comidas típicas de la zona.