Ya es bastante hiriente que una ciudad como Toro, que ha llegado a ser provincia y ha sido cuna de Leyes «que rigieron los destinos de España» (esto es cita de una especie de himno compuesto con ocasión de la coronación de la Virgen del Canto, patrona de Toro y su alfoz), sea excluida de comunicaciones con la capital de España y también con Galicia y Portugal. Las rutas ferroviarias le niegan una estación de trenes rápidos; el autobús Madrid Zamora reduce la entrada en Toro a parte de sus diarios recorridos. Así se hurta al turismo un conjunto monumental muy digno de figurar entre los más meritorios de España y del extranjero.