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DEZA: Por esta mi maldita manía de entrar al trapo en más...

Buenas tardes Deza: Creo que es hora de dejar la política a un lado y merendar. Y que mejor que hacerlo con estos apetitosos manjares que tenemos a la vista. Pero... ¡si ya nos los comimos el día 20 de agosto!. Bueno es igual; echemos una mirada por la despensa o la nevera a verf que tiene la mujer guardado por ahí y cojamos alguna cosilla para matar el gusanillo que se nos ha puesto en el estómago. Yo mira por donde he encontrado unos chorizillos que nos han traído una amistad de Galicia y que tienen una pinta...
Y una cervecilla que con estos calores vendrá de maravilla.

Buen provecho.

Un abrazo.

¿Sabéis que pasó con estas viandas que vemos...? Pues que en dos minutos desaparecieron como por arte de magia. Y creo que los magos causantes del acontecimiento fueron los que pudieron ponerse en primera fila al dar el pistoletazo de salida. Había anunciado el patrocinador, desde el balcón, que la gente cogiese su pinchito y se retirase para que entrada otro, el de detrás. Pero el otro no pudo entrar por razones obvias: Siempre miramos para nuestro papo y el que viene atrás que arree. Para los de la fila tres, nada más les llegaron las migajas. Al fotógrafo le pasó lo mismo, pero eso ya entra dentro del programa. A ver si espabila alguna vez...

Un abrazo.

Por esta mi maldita manía de entrar al trapo en más de una ocasión, voy a darle toda la razón al abuelo, pero matizando. Cualquier lector despistado podría pensar, jo... con los dezanos. Pues no, porque en todas partes cuecen habas. Lo que cuenta aquí el abuelo debe ser endémico en este país nuestro (desconozco lo que ocurre en otros, pues ahí no llego) porque ocurre de norte a sur, de este a oeste, en pueblos, ciudades, y en todas y cada una de las clases sociales sin distinción, sean titulados o no titulados, sin que haya discriminación por sexo, edad, posición económica...
Algo parecido a lo que cuenta lo he oído de otros sitios y situaciones, pero, como anécdota, voy a contar una situación vivida en primera persona. Con motivo de una entrega de ciertos títulos a personas que tienen una responsabilidad porque han de servir de ejemplo a otros, se celebró un pequeño ágape de pie alrededor de mesas con comida, bebida, y camareros que llevaban y traían viandas y más bebidas. Hubo un grupo numeroso -sería injusto calificar a todos por igual, pues el comportamiento no fue unánime- que copó los lugares alrededor de las mesas cual parrilla de salida de la Fórmula 1 y no sólo se hacía imposible desbancarles -ni en las rectas, ni por dentro ni por fuera de las curvas- sino que reclamaban la atención de los camareros: "Aquí, aquí..."
Me fui a casa.
(No veas lo rico que me supo, acompañado por mi mujer, un tintillo con unos torreznos y choricillo que me había traído de Soria aquel verano. Y sin moscas zumbonas revoloteando.)
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Veo que tanto el Abuelo como Manuel, estais comentando algo que también me sucedió a mí, en el Gran Hotel de Zaragoza. Un tío por parte de mi mujer, en buena situación económica, quiso destacarse del resto y organizó exactamente lo que menciona Manuel. El fracaso fué estrepitoso. Fuimos a cenar a casa de mi suegra, ya que estábamos residiendo fuera. Como citas la parrilla de salida de la Fórmula 1, creo que la próxima vez que asista a un acontecimiento de ÁGAPE COMPETICIÓN, exigiré que primero se ... (ver texto completo)