DEZA: Matías, desde mi primera visita a Deza muuuuuchos años...

El tío Mariano.
Hace tiempo en una tarde como esta, una tarde de invierno, sentado delante de un café, mi padre me contó la historia del tío Marino. Cuando avanzaba la narración y me contaba su aparición Mariana, y como la gente le siguió al Moncayo, me pareció una persona única.
De cómo la gente se unía a la peregrinación según pasaban por los pueblos, y de la hoguera que encendieron para pasar la noche, que según dicen algunos, vieron desde Deza.
El tío Mariano desde bien joven se ganó la vida de pastor, oficio de raíz, natural de las zonas sorianas y amigo de grandes soledades. Decía que la clave de su larga vida, había sido el gran ejercicio que su oficio le exigía, comer sano y con moderación.
Cuando me contaba la costumbre que tenía de echarse la mano a los bolsillos, y de darle caramelos a los niños del pueblo, creí recordar que yo fui uno de ellos.
Estas personas se ganaban la vida con la naturaleza, delante de ella, y no contra ella, por eso eran capaces hasta de predecir el tiempo, y de aprovechar los recursos que esta les daba.
Hoy dicen los entendidos que son actividades de poca “huella” de carbono. Es posible que eso sea así, no lo entiendo, pero lo que es seguro, es que “la huella” que han dejado en la memoria de los que lo conocieron, es tan grande, que hoy su historia también forma parte, incluso, de las que no compartieron tiempo con él, y lo asocian a estos parajes, a modos de vida de tiempos ya lejanos, pero que han sido la raíz de estos pueblos.
Un abrazo.
Matías.

Matías, desde mi primera visita a Deza muuuuuchos años atrás, conocí al tío Mariano y allí estuve en algunas oportunidades y siempre recordándole con mucho cariño y aún puedo comentarles que tengo en mi cartera/ mochila un caramelo del tío Mariano...... estoy siempre pensando el volver a visitar Deza.... esperemos que este 2015 que se aproxima pueda ser posible!
Un gran abrazo.

María Eugenia