DEZA: Los tiempos han cambiado, los animales como fuerza...

El oficio de labrador ha sido siempre muy duro. Sigue siéndolo ahora mismo; pero no hay comparación. Solamente hay que acercarse a los pueblos, al nuestro por ejemplo y escuchar a los pocos viejos que quedan. El labrador ha regado durante muchos siglos cada palmo de suelo, con las gotas de su sudor. Es fácil adivinar cuantas lágrimas, privaciones y miserias han costado a nuestras familias que vivían del exiguo rendimiento de estas tierras fuertes, exigentes, con una naturaleza sorprendente y extremada; las peligrosas heladas, los pedriscos, la sequía, la lluvia pertinaz a destiempo, muchas veces. Pero la lucha no solo estaba en el campo y en el cielo sino en lo más profundo del corazón que se resentía, se debatía entre la fe y la desdicha, la penuria y la debilitada esperanza. ¿Estaremos de nuevo ante este dilema, con el panorama que pinta a nuestros jóvenes agricultores...?

Un abrazo.

Los tiempos han cambiado, los animales como fuerza de tracción dieron paso a la máquina, al tractor, la cosechadora, etc... pero el labrador persiste, ha heredado el carácter de lucha y resistencia de sus antepasados. La economía ha mejorado; las labores son más livianas y la relación con la tierra de menor dependencia. Hay ayudas estatales y seguros que protegen los bienes. Los más trabajan el campo y viven en la ciudad; los menos viven en el pueblo con comodidades, con pocas ocupaciones y preocupaciones; pero el recuerdo de aquellos tiempos y aquellos hombres existe aunque no les podamos ver ni oír y estoy seguro que no sabrían vivir en nuestro tiempo, con tan poca solidaridad, con tan poca convicción y con los valores familiares tan menguados.

Y ya está bien...

Un abrazo.


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