De vaca no nace ciervo, ni paloma de cuervo.
El asno que se cree ciervo, al saltar se despeña.
O sirve como siervo, o huye como ciervo.
Por San Bartolomé, brama el ciervo por primera vez. (24 de agosto)
Un abrazo.
La cierva y la viña.
Una cierva era perseguida por unos cazadores y se refugio en una viña. Pasaron cerca los cazadores, y la cierva, creyéndose muy bien escondida, empezó a saborear las hojas de las cepas que la cubrían. Viendo los cazadores que las hojas se movían, pensaron muy acertadamente, que allí dentro había un animal oculto, y disparando sus flechas hirieron mortalmente a la cierva. Ésta, viéndose morir, pronunció estas palabras:
- ¡Me lo he merecido, pues no debí haber maltratado a...
Fábula: El ciervo, el manantial y el leon
Agobiado por la sed, llegó un ciervo a un manantial. Después de beber, vio su reflejo en el agua. Al comtemplar su hermosa cornamenta, sintióse orgulloso, pero quedó descontento por sus piernas débiles y finas. Sumido aún en estos pensamientos, apareció un león que comenzó a perseguirle. Echó a correr y le ganó una gran distancia, pues la fuerza de los ciervos está en sus piernas y la del león en su corazón.
Mientras el campo fue llano, el ciervo guardó...
El asno que se cree ciervo, al saltar se despeña.
O sirve como siervo, o huye como ciervo.
Por San Bartolomé, brama el ciervo por primera vez. (24 de agosto)
Un abrazo.
La cierva y la viña.
Una cierva era perseguida por unos cazadores y se refugio en una viña. Pasaron cerca los cazadores, y la cierva, creyéndose muy bien escondida, empezó a saborear las hojas de las cepas que la cubrían. Viendo los cazadores que las hojas se movían, pensaron muy acertadamente, que allí dentro había un animal oculto, y disparando sus flechas hirieron mortalmente a la cierva. Ésta, viéndose morir, pronunció estas palabras:
- ¡Me lo he merecido, pues no debí haber maltratado a...
Fábula: El ciervo, el manantial y el leon
Agobiado por la sed, llegó un ciervo a un manantial. Después de beber, vio su reflejo en el agua. Al comtemplar su hermosa cornamenta, sintióse orgulloso, pero quedó descontento por sus piernas débiles y finas. Sumido aún en estos pensamientos, apareció un león que comenzó a perseguirle. Echó a correr y le ganó una gran distancia, pues la fuerza de los ciervos está en sus piernas y la del león en su corazón.
Mientras el campo fue llano, el ciervo guardó...