Los siete ajarbes de las aguas de Algadir, como regaban por el día, con la claridad del astro rey, no necesitaban luces para guiar el agua, por los cavalillos. En cambio los que regaban siempre por la noche, como por ejemplo, los del Melonar o del Güello, tenían preparado su candil, so pena de que se les fuera el agua por donde menos quisieran. Si no llevabas luz tenías que quedarte plantado y esperar a que se te mojaran los pies. Yo no conocí en mi niñez el consabido carburo, que es la mejor luz ... (ver texto completo)
