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DEZA (Soria)

El Monte Pedroso
Foto enviada por el abuelo

Hubo un tiempo en que en Deza abundaban las viñas. Yo recuerdo aquellas largas temporadas de vendimia en el llano del Pedrooso, del Caminegro o del Palancar, cuando el cierzo y el ábrego porfiaban con fuerza y la lluvia o la nieve te aterían el cuerpo y, con las manos inmovilizadas por el frío, porque entonces nadie llevaba guantes, tratabas de cortar los racimos con aquellos gañivetes de punta retorcida. Hubo un año en que, después de casi dos horas de camino, llegabas a la viña, preparabas los ... (ver texto completo)
Me ha llamado la atención, en este relato de pefeval, la letra de las canciones que cantaban, por cuanto en aquellos tiempos, sin la difusión de los medios de comunicación actuales, incluído este de internet, los cantares pasaban de boca en boca de unos pueblos a otros. Y me ha agradado sobremanera, por cuanto, desde joven, a veces en directo -las menos- y otras en cinta, primero, y luego en disco, CD, posteriormente, estas letras las he oído en boca de nuestro magnífico y ya veterano grupo de música ... (ver texto completo)
Hubo un tiempo en que en Deza abundaban las viñas. Yo recuerdo aquellas largas temporadas de vendimia en el llano del Pedrooso, del Caminegro o del Palancar, cuando el cierzo y el ábrego porfiaban con fuerza y la lluvia o la nieve te aterían el cuerpo y, con las manos inmovilizadas por el frío, porque entonces nadie llevaba guantes, tratabas de cortar los racimos con aquellos gañivetes de punta retorcida. Hubo un año en que, después de casi dos horas de camino, llegabas a la viña, preparabas los ... (ver texto completo)
Nosotros teníamos una viña en el Caminegro, lindando con Aragón, tierra de buenos vinos. No obstante como estaba en el llano, las uvas no eran de las buenas; las había mejores. Pero donde empezaban a maduraban bien y con buen grado alcohólico, era a partir del Rio Carabán, tanto en la humbría como en la solana, tierras pizarrosas y terreno muy seco. Era aquí donde estaba la raya de los buenos vinos.

Con el tiempo y al faltar la mano de obra joven, las viñas se fueron arrancando, hasta no quedar ... (ver texto completo)
Hubo un tiempo en que en Deza abundaban las viñas. Yo recuerdo aquellas largas temporadas de vendimia en el llano del Pedrooso, del Caminegro o del Palancar, cuando el cierzo y el ábrego porfiaban con fuerza y la lluvia o la nieve te aterían el cuerpo y, con las manos inmovilizadas por el frío, porque entonces nadie llevaba guantes, tratabas de cortar los racimos con aquellos gañivetes de punta retorcida. Hubo un año en que, después de casi dos horas de camino, llegabas a la viña, preparabas los ... (ver texto completo)