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LAGUNILLA: Lo de "Las Polvoras", creo haber oido hablar de ese...

En un mundo tan dependiente del campo como lo era Lagunilla, el disponer de caballerías por los años 50 ó 60 del siglo pasado o en épocas anteriores, era de importancia vital. Sin estos animales, la vida en pueblos como el nuestro, habría sido muy diferente.
Las labores y funciones que con este noble bruto y sus congéneres se desarrollaban en zonas de terreno tan quebrado como el nuestro, eran muy variadas: Se araban los cercados para la siembra, los huertos, se porteaba el heno segado de las praderas al mial o al casillón, se llevaba a la era la mies segada para su trilla, se trillaba con ellos, se acarreaba el grano y la paja al sobrao y al pajar.
Próximos al pueblo existían y aún existen huertos y prados, pero la mayor parte de los habitantes de la época (alrededor de 2.000) tenían sus propiedades productivas alejadas del pueblo y el acceso a las mismas solo era posible a lomos de caballos, mulos y asnos, aunque en algunos casos, la yunta de vacas también era utilizada para arar o acarrear con carros, en este caso, los caminos eran justitos para que por ellos fueran las ruedas y, como en el caso del que llevaba a los cercados que mi abuelo tenía en Las Callejas, había sido hecho a pico y pala por quienes tenían que utilizarlo, en este caso por el abuelo.
El caso, como digo, la jaca, mulos o su primo el asno, hacían prácticamente todas las tareas que imaginar uno pueda, al las más arriba indicadas, hemos de añadir que servían para transportar los cántaros de barro o jarros de latón en aguaderas a sus lomos, desde las distintas fuentes del pueblo: El Molino, Las Monjas, Fuente Castaño, El Guijo, Las Fontanitas, etc., a los hogares familiares.
En los serones se transportaba el vicio de las cuadras y pocilgas a los terrenos de cultivo: huertos, cercados y olivos. Y desde estos últimos, una vez madurados los distintos frutos y productos, se llevaban las aceitunas, uvas, higos, manzanas, peras, melocotones, castañas, patatas, calabazas, sandías, melones, alubias, tomates, cebollas, pimientos y un sin fin de productos más que la tierra daba como fruto del esfuerzo del labriego. Asimismo, la leña que servía para cocinar y calentar también era porteada; lo mismo que lo que servía para cama a los animales en casillones y cuadras: helechos y hoja seca de roble, que posteriormente con los excrementos daba lugar al vicio que servía para abonar los campos y huertos. Todo lo llevaba o traía el cuadrúpedo, para ello, encima del aparejo, se ponían las aguaderas, el serón, las banastas de tiras de castaño, los sacos…
Este trasiego que, como ya hemos dicho, se hacía por veredas que no permitían el paso de carros y otros vehículos, por discurrir en unos casos entre las paredes de piedra de los cercados y en otros por las pronunciadas pendientes que, en un continuo zigzag nos llevaba a los distintos parajes: El Pelandrino, El Trampal, El Pajar, Las Cuestas, Los Canchos, La Fuente el Canto, La Fuente la Botona, Valdeparicia, Los Llanillos, Las Callejas, El Horanzal, Hornacinos, Santana, Peñafranca, La Engrajera, Valle La Tuella, son alguno de los lugares a los que recuerdo se iba a laborar.
Mi abuelo, nos contaba que con recuas de estos animales, él hacía viajes comerciales por cuenta propia y de otros (un comerciante ubicado, si no recuerdo mal, en la Calle Mayor del pueblo) a distintos lugares más o menos largos. A Salamanca, a la estación de Puerto de Béjar, Béjar y otros, iba a buscar mercancía para vender en el comercio. Desde azúcar a zapatillas; desde lentejas a sardinas en lata, hilos, telas y todas las manufacturas que uno pueda imaginarse. También nos comentaba las veces que salía en dirección norte o sur para vender por distintos pueblos los productos excedentarios de su cosecha: Aceite y vino, principalmente. En estos recorridos le hacían llegar a Plasencia, incluso a lugares más alejados. El caballo era el medio de transporte para él y las mercancías.
¡Que buen servicio hacían estos animales!

Ya conté en mis primeras entradas en el foro que mi padre usaba las mulas para arar y comercializar en Bejar sus excedentes. Yo también, en compañía de algún hermano, usé estas bestias para recoger excrementos por las calles y cargarlos en el serón. Teniamos un carro de dos ruedas que, con estrecheces, pasaba hacia nuestros huertos por un sendero o camino que recuerdo cerca de La Fontanita. Deciamos: "Las Polvoras" ¿Conoces?

Mis saludos

Lo de "Las Polvoras", creo haber oido hablar de ese lugar, pero no lo conozco. Seguro que es un lugar agradable y con vista preciosas al valle que a los pies de esa zona se extiende.