Corría la década de los 60. Eran otros tiempos, sin duda. El sonsonete de los Niños de
San Ildefonso cantando los números de la Lotería de
Navidad, era el preludio de ella. La Navidad había llegado a mi
pueblo. Las
calles y la eras volvían a llenarse de la chavalería que durante parte del año se había ausentado por motivos diversos. Eran años en los que muchos de nosotros estudiábamos fuera, en los Seminarios y
colegios religiosos, en la maestría industrial, en la emigración, etc, y volvíamos a nuestros
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