PASEO DE LA ERMITA
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Desde siempre, en todos los pueblos se ha destinado alguna calle o trozo de carretera, para pasear sobre todo en
dias Festivos.
En Herrera lo haciamos por la carretera que va, desde el Paseo de Los Tilos hasta la Ermita. Era como un rito, los
padres con sus hijos de la mano y los más pequeños en brazos de la madre; pues eran tiempos en los que cochecitos de Bebés, no abundaban. Algunas veces, el paseo se prolongaba hasta la Fuente de los Caños; a la vuelta se podía en-
entrar en El Tori, no siempre. Hasta llegar a la Ermita, la gente ya se había pateado la Calle Colón y Calle Real.
Más tarde, cuando se hizo el Parque, era agradable pasar el rato en estos jardines que, fueron un acierto y siguen
conservándolos primorosamente. Pero lo que no se podía olvidar, era la obligada visita a la Ermita para rezar una
Salve a la Virgen; costumbre que posiblemente siga vigente, pues la Virgen de la Piedad, es "mucha Virgen" para los
herrerenses. ¡Y que sea por muchos años!
Y hablando de "patear" este tramo de carretera, cuando hicieron el Hostal, la gente decía que pillaba un poco lejos, pero después se fué olvidando la distancia. ¡Ah! y ahora tenemos el barco del Canal, que está más lejos, pero
está siendo un éxito. Y que siga así, que Herrera se mantenga vivo.
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Desde siempre, en todos los pueblos se ha destinado alguna calle o trozo de carretera, para pasear sobre todo en
dias Festivos.
En Herrera lo haciamos por la carretera que va, desde el Paseo de Los Tilos hasta la Ermita. Era como un rito, los
padres con sus hijos de la mano y los más pequeños en brazos de la madre; pues eran tiempos en los que cochecitos de Bebés, no abundaban. Algunas veces, el paseo se prolongaba hasta la Fuente de los Caños; a la vuelta se podía en-
entrar en El Tori, no siempre. Hasta llegar a la Ermita, la gente ya se había pateado la Calle Colón y Calle Real.
Más tarde, cuando se hizo el Parque, era agradable pasar el rato en estos jardines que, fueron un acierto y siguen
conservándolos primorosamente. Pero lo que no se podía olvidar, era la obligada visita a la Ermita para rezar una
Salve a la Virgen; costumbre que posiblemente siga vigente, pues la Virgen de la Piedad, es "mucha Virgen" para los
herrerenses. ¡Y que sea por muchos años!
Y hablando de "patear" este tramo de carretera, cuando hicieron el Hostal, la gente decía que pillaba un poco lejos, pero después se fué olvidando la distancia. ¡Ah! y ahora tenemos el barco del Canal, que está más lejos, pero
está siendo un éxito. Y que siga así, que Herrera se mantenga vivo.