OFICIOS EN LA VILLA
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En el siglo XVI en el transcurrir diario de la vida de los pueblos, cobran gran importancia distintos oficios
que hoy están en desuso o en completo olvido. Al ser la madera y el hierro, preferentemente, los materiales con que
se elaboran los principales utensilios de uso corriente, tanto en las labores del campo como en la vida doméstica
los oficios de herrero y carpintero eran imprescindibles en villas y ciudades. Hasta tal punto esto es así que, en
ocasiones, el propio regimiento contrataba los servicios de un carpintero o un herrero que de ese modo, entraban
como empleados municipales al servicio de las necesidades de los vecinos y del propio concejo. Todo ello queda de manifiesto en diversos contratos firmados a lo largo del siglo XVI, entre el concejo de Herrera de Pisuerga y di-
ferentes personas.
En noviembre de 1534 se firma una vecindad y contrato entre el "entallador" Tomás de Aymón y el regimiento
herrerense, en el cual se especifica que el maestro Tomás, estaba obligado a residir en la villa y trabajar en su
oficio de "talla y carpintería" haciendo y arreglando "cubas y carrales y otras cosas, que de su oficio había y
hay mucha necesidad en la dicha villa."
Además de ésto, en el contrato se especifica, que Aymón serviría su oficio en Herrera por espacio de diez años, se
detalla la ocupación a la que fundamentalmente debería dedicarse y la cantidad que cobraría por sus trabajos: ra-
er una carral de cuarentas cántaras costaría tres reales; hacer arcos nuevos, dos maravedíes; entempanar una carral
cuatro maravedíes. También se especifica en el contrato el salario anual que le pagaría el concejo: dos cargas y
media de trigo y media carga de cebada, pagadas por tercios de cuatro en cuatro meses; aparte de esto, el carpinte-
ro quedaba exento de acudir a trabajar en obras municipales. A partir de aquel momento, los vecinos y el concejo de Herrera contarían con los servicios de un carpintero que, a juzgar por su peculiar modo de firmar, tenía en alta estima su trabajo, pues a modo de original rúbrica, adornaba su nombre y apellidos con el dibujo de una garlo
-pa, instrumento en el que quedaba simbolizado su oficio de carpintero.
(Fuente: HERRERA DE PISUERGA: Aproximación histórica. De Cesáreo Pérez González y Luis Antonio Arroyo Rodríguez)
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En el siglo XVI en el transcurrir diario de la vida de los pueblos, cobran gran importancia distintos oficios
que hoy están en desuso o en completo olvido. Al ser la madera y el hierro, preferentemente, los materiales con que
se elaboran los principales utensilios de uso corriente, tanto en las labores del campo como en la vida doméstica
los oficios de herrero y carpintero eran imprescindibles en villas y ciudades. Hasta tal punto esto es así que, en
ocasiones, el propio regimiento contrataba los servicios de un carpintero o un herrero que de ese modo, entraban
como empleados municipales al servicio de las necesidades de los vecinos y del propio concejo. Todo ello queda de manifiesto en diversos contratos firmados a lo largo del siglo XVI, entre el concejo de Herrera de Pisuerga y di-
ferentes personas.
En noviembre de 1534 se firma una vecindad y contrato entre el "entallador" Tomás de Aymón y el regimiento
herrerense, en el cual se especifica que el maestro Tomás, estaba obligado a residir en la villa y trabajar en su
oficio de "talla y carpintería" haciendo y arreglando "cubas y carrales y otras cosas, que de su oficio había y
hay mucha necesidad en la dicha villa."
Además de ésto, en el contrato se especifica, que Aymón serviría su oficio en Herrera por espacio de diez años, se
detalla la ocupación a la que fundamentalmente debería dedicarse y la cantidad que cobraría por sus trabajos: ra-
er una carral de cuarentas cántaras costaría tres reales; hacer arcos nuevos, dos maravedíes; entempanar una carral
cuatro maravedíes. También se especifica en el contrato el salario anual que le pagaría el concejo: dos cargas y
media de trigo y media carga de cebada, pagadas por tercios de cuatro en cuatro meses; aparte de esto, el carpinte-
ro quedaba exento de acudir a trabajar en obras municipales. A partir de aquel momento, los vecinos y el concejo de Herrera contarían con los servicios de un carpintero que, a juzgar por su peculiar modo de firmar, tenía en alta estima su trabajo, pues a modo de original rúbrica, adornaba su nombre y apellidos con el dibujo de una garlo
-pa, instrumento en el que quedaba simbolizado su oficio de carpintero.
(Fuente: HERRERA DE PISUERGA: Aproximación histórica. De Cesáreo Pérez González y Luis Antonio Arroyo Rodríguez)
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