Ahora que estamos cerca de la Semana de Pasión, hablaremos un poco de nuestras procesiones. Hace
bastantes años, cuando todos eramos niños, recuerdo las procesiones de Herrera, muy desordenadas.
Cada uno iba por donde le parecía. Había pasos bien arropado por Cofrades y público, y otros en
cambio, iban solitarios y a una distancia considerable del otro. La verdad es que, era un caos.
Una cosa curiosa que recuerdo, es la pareja de Pepe Luis y Joaquín -hijo del señor Julián, el
basurero-. Estos dos populares herrerenses, tocaban una trompeta larga y un tambor. Ignoro si se
sigue con la costumbre. Otra cosa que llamaba la atención, era el Sermón de las siete palabras.
Entonces, la cofradía de la Vera Cruz, contrataba a predicadores, de aquellos de hábito marrón y
sandalias (Franciscanos, o carmelitas). Lo curioso de este sermón, era que dada la afluencia de
público, era normal ver a muchas mujeres que, llevaban la silla de casa, para poder sentarse. Tam-
bién se veía gente llorando por la emoción del momento.
Aparte de estos recuerdos de aquellas Semanas Santas, me vienen a la memoria unas procesiones
que presencié en Málaga y Zamora. En la de Málaga me llamó la atención el jolgorio y la poca se-
riedad. Había un señor que, en medio de la procesión pregonando pipas y Coca Colas. Sin embarzo, en
la zamorana, era todo silencio y recogimiento absoluto, con unos pasos extraordinarios. Me llamó
la atención y guardo buen recuerdo. Se trataba de una procesión en toda regla. Saludos.
bastantes años, cuando todos eramos niños, recuerdo las procesiones de Herrera, muy desordenadas.
Cada uno iba por donde le parecía. Había pasos bien arropado por Cofrades y público, y otros en
cambio, iban solitarios y a una distancia considerable del otro. La verdad es que, era un caos.
Una cosa curiosa que recuerdo, es la pareja de Pepe Luis y Joaquín -hijo del señor Julián, el
basurero-. Estos dos populares herrerenses, tocaban una trompeta larga y un tambor. Ignoro si se
sigue con la costumbre. Otra cosa que llamaba la atención, era el Sermón de las siete palabras.
Entonces, la cofradía de la Vera Cruz, contrataba a predicadores, de aquellos de hábito marrón y
sandalias (Franciscanos, o carmelitas). Lo curioso de este sermón, era que dada la afluencia de
público, era normal ver a muchas mujeres que, llevaban la silla de casa, para poder sentarse. Tam-
bién se veía gente llorando por la emoción del momento.
Aparte de estos recuerdos de aquellas Semanas Santas, me vienen a la memoria unas procesiones
que presencié en Málaga y Zamora. En la de Málaga me llamó la atención el jolgorio y la poca se-
riedad. Había un señor que, en medio de la procesión pregonando pipas y Coca Colas. Sin embarzo, en
la zamorana, era todo silencio y recogimiento absoluto, con unos pasos extraordinarios. Me llamó
la atención y guardo buen recuerdo. Se trataba de una procesión en toda regla. Saludos.