HERRERA DE PISUERGA: Bien popis, bien. Es posible que tengas razón y el...

Ahora que vienen los fríos, me viene a la memoria aquella señora entrañable que
nos vendía castañas "calentitas". ¡Qué tiempos! La señora Paula. Ponía su fogón
en el soportal de Mariano Sampedro, cerca de la calle que sube a la plaza.
Daba gloria comerlas, primero nos calentaban las manos y después el estómago.
A los chiguitos no nos parecían caras, pues por una peseta nos daba diez.
Y hablando de pesetas y céntimos. Todos recordamos aquellos caramelos de casa
de la señora Nati, a diez céntimos cada uno. Hoy sería impoible. Y recordando las
cosas de nuestra niñez, la memoria se me va a aquellos extraordinarios pasteles
grandes y sabrosos que, sólo costaban una peseta. Buenas tardes.

ANGEL.- Yo diría mas bien sobre aquella señora entrañable que nos vendia castañas "calentitas", que no se llamaba Paula, la verdadera castañera era su madre que se llamaba LUISA, y era esposa del señor Poldo (el barquillero). Por lo tanto la Paula era hija del señor Leopoldo y la señora Luisa. Buenas tardes..

Bien popis, bien. Es posible que tengas razón y el nombre de esta señora no sea
Paula, sino Luisa. Ya se ve, por lo que aseguras, que puedo estar equivocado. Sólo
he intentado contar un poco, la labor de la señora con las castañas. En cuanto a
su marido, el señor Poldo, nos vendía ricos helados en verano. Hasta otra.