Este es el señor Maudilio, mi abuelo. Como recuerda Arambol con el suyo, el mío era también muy hábil liando el caldo. No se si se aprecia en la foto, pero llevaba siempre "pegado" el cigarrillo a la comisura de su boca permanentemente, incluso apagado y cuando se daba cuenta, lo volvía a encender con el chisquero. Era otra habilidad, que no se le cayese de la boca. En esta foto aparece con su mayor tesoro, su huerto de la Jericó, cuidado y atendido con el esmero y la dedicación que ya hemos descrito aquí de todos los hortelanos de Herrera. Él no era menos. Recuerdo en casa, conversaciones sobre lo que se debía plantar o no, de semillas e incluso discusiones con mi abuela por tener diferentes opiniones sobre cómo planificar cada año la cosecha. Vivían y se emocionaban con todo lo relacionado con su huerto y el huerto, a su vez, ayudaba a la economía familiar y daba para hacernos llegar incluso, hasta Madrid sus delicias (los sacos de patatas que nos llegaban en octubre, eran celebradísimos en casa) Lástima que toda aquella sabiduría no perviva y se haya ido con ellos. Ninguno de sus descendientes pudo recoger su testigo aunque nos haya quedado, supongo, a algunos como a mi, cierta sensibilidad cuando miramos una huerta. En fin. En la otra foto aparece de joven, muy guapo y apuesto, con su hija, mi tia Jose, la cual no se puede ver porque no tiene ordenador, pero seguro que algún forero se lo contará y le hará sonreír en su convalecencia de una mala caida. Se recuperará seguro pronto. Un abrazo forero a todos.
Lydia, me ha gustado leer el comentario referente a tu abuelo, ¡qué gran amor propio tenían todos ellos para desarrollar muy bien su trabajo! y ¡qué felices se sentían de ello!. Una pena como dices, que tanta sabiduría y añado yo, honestidad, de esas personas que nos precedieron, que por desgracia, se vayan olvidando en estos tiempos que nos están tocando vivir, en lo que todo vale. Un abrazo.
