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e un hombre le hacía señas desde las laderas, y cuando empezó a sentir voces que le llamaban por su nombre y le decían: sácame de aquí que hay mucha humedad…, sácame de aquí, que tengo mucho frio…pues eso, una noche cogió el azadón, se fue a las laderas del Soladrero, lo desenterró, y después de confesar su crimen, dicen que desapareció del pueblo, y que alguien, no sé quién, un día, no recuerdo donde, vio a un loco que se parecía mucho a él) de los años buenos del vino, cuando las bodegas eran de ... (ver texto completo)
No pero mi padr era de Valverde Enrique tuve unos tios que vivieron en Santa Cristina no se si los recordaras eran Resu Sabiniano de pequeña creo que estuve ahi en el pueblo recuerdo las escuelas
No importa de dónde seas, ni quién seas, solamente que si no has vivido el llano, ahí donde empieza Castilla, alguno de los sentimientos que intento pintar, no podrás hacerle tuyo con tanta intensidad.
Gracias.
Eres del pueblo o de la zona?
No pero mi padr era de Valverde Enrique tuve unos tios que vivieron en Santa Cristina no se si los recordaras eran Resu Sabiniano de pequeña creo que estuve ahi en el pueblo recuerdo las escuelas
como me ghustan tus relatos Rogelio
Gracias.
Eres del pueblo o de la zona?
con la misma finalidad.
Hoy son solamente eso, recuerdos. Ningún vestigio de ellos es visible desde el camino.
Las ruedas de los carros van repicando contra sus ejes, los arreos crujen por la tensión, los cascos de los animales golpean furiosos el suelo buscando un punto de apoyo donde anclar las patas y arrastrar los carros cargados de mies.
La cuesta es larga y dura, el esfuerzo también, los animales sudan, los hombres se bajan del carro y desde tierra animan a los animales; los hay incluso ... (ver texto completo)
como me ghustan tus relatos Rogelio
con la misma finalidad.
Hoy son solamente eso, recuerdos. Ningún vestigio de ellos es visible desde el camino.
Las ruedas de los carros van repicando contra sus ejes, los arreos crujen por la tensión, los cascos de los animales golpean furiosos el suelo buscando un punto de apoyo donde anclar las patas y arrastrar los carros cargados de mies.
La cuesta es larga y dura, el esfuerzo también, los animales sudan, los hombres se bajan del carro y desde tierra animan a los animales; los hay incluso ... (ver texto completo)
No lo hallé.
Pasé por la ermita, la ermita del Cristo, la que da nombre al barrio, remozada, puertas nuevas, forrada de ladrillo, tejado nuevo, bonita, desvirtuada, capada. Allí donde estuvo el ábside, un hermoso parterre de flores con rosas rojas (como la sangre que brotaba de las heridas del crucificado que dormía en su hornacina, en ese mismo sitio, años atrás) de larguísimos tallos, formando el centro de una pequeña plaza bien cuidada, pero ha desparecido el callejón de los misterios, y allá, ... (ver texto completo)
mujeres y así generaciones y generaciones.
Las que yo conocí, fueron algunas veces solteras, viejas mujeres solteras, vestidas de colores pardos que fueron negros, con alguna falta grave colgada en sus espaldas, real o imaginada, y dispersada por bocas que debieron estarse calladas.
¡Oh, cuantas bocas deberían estar permanentemente cerradas!
Otras eran viudas, estas siempre llevaban puesto el pañuelo a la cabeza, las había recientes, de unos años, pero las más lo eran ya de antiguo, sus pañuelos ... (ver texto completo)
Gracias, Rogelio. ¡Qué lisonja tan hermosa! Me gusta.
Busco para tí otra que seguro no dirá todo pero quiere aproximarse. "Mensajero de vida y luz", porque la vida es sentimiento, y tú los brindas en estas páginas con tus palabras, llenas de vida y luz.
Me recuerda, un poema que recitaba mi madre con 86 años, que se titula "A Valencia", y hay dos versos que te van... recuerdo siempre donde he nacido como recueda la golondrina su amante nido", algo así, perdona pero no lo tengo a mano.
Volverán, ... (ver texto completo)
Gracias Rogelio, eres un pintor extraordinario. Me encanta tu forma de expresarte, tan real y tan viva que puedo imaginar donde te encuentras. Mientras leo tu relato, hago lo mismo yo paseado por San Justo de los Oteros, o cuando cruzaba Gusendos y San Pedro y Santa María y veía con tristeza aquellas tapias caídas y tejados hundidos, y como en un sueño regresaban sus antiguos habitantes y llenaban de vida esos lugares que como dices las madres lograban hacer de unos habitáculos gélidos, cálidos refugios, ... (ver texto completo)
Gracias Felicidad, te nombraré presidenta de mi club de fans "cuando lo tenga" o pelota mayor, bueno eso, no, que las pelotas son redondas y se van solas. ¡Cuantas lisonjas, dísome usted!
Esta foto es un precioso recordatorio de buenos momentos, pero te confesaré un secreto, no puedo mirarla porque me entristezco de mala manera, unos ya no están, otros no quieren recordar, otros ni siquiera pueden, otros han desaparecido, como Manuel Cueto del que nunca más supe, y todos esparcidos por el mundo; ... (ver texto completo)
Gracias Rogelio, eres un pintor extraordinario. Me encanta tu forma de expresarte, tan real y tan viva que puedo imaginar donde te encuentras. Mientras leo tu relato, hago lo mismo yo paseado por San Justo de los Oteros, o cuando cruzaba Gusendos y San Pedro y Santa María y veía con tristeza aquellas tapias caídas y tejados hundidos, y como en un sueño regresaban sus antiguos habitantes y llenaban de vida esos lugares que como dices las madres lograban hacer de unos habitáculos gélidos, cálidos refugios, ... (ver texto completo)
Esta primera parte quiero dedicársela a Felicidad por hacerse visible y en especial a una "sombra" alta y seca, larga melena negra, toda espíritu, que un día perdió un paraguas y lo busca por todas partes sin darse cuenta que lo tiene en su mano. Para ellas y para ti lector, que espero puedas identificarte en alguno de los momentos que intento pintar.

Paseando: PASEANDO

Un día de verano, cuando el sol aflojaba un poco su fuego, antes del atardecer, y el hecho de pasear presagiaba buenos momentos, ... (ver texto completo)
hola quisiera saber si alguien tiene apellidos bolado o dominguez eran mis abuelos. un saludo.
Qué buenos, Rogelio, estos relatos históricos que nos ofreces de tu pueblo, costumbres que si no las cuentas se quedaran dormidas en la noche de la historia. gracias, me alegra leer, porque escribes fluido y bellamente, como testigo ocular que ofrece su experiencia.
San Silvestre.
Último día del año. Frío, tarde de sol.
¿Cuántos años ya? Muchísimos.
Un carro pequeño tirado por un burro también pequeño. De pie en el carro, Minervino, alto, delgado, cómico, vestido de media fiesta, con una enorme cuelga que aunque le daba varias vueltas, como esos collares enormes que algunas mujeres se atreven aponerse al cuello en algunas ocasiones, le llegaba por las rodillas o quizá más abajo.
Cogiendo el ramál del burro y conduciendo el carro, el tío Hermino. A los ... (ver texto completo)