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LA MAGDALENA: Os podéis imaginar que ya que estaba a un tiro de piedra...

Da gusto ver éstas fotos del siglo pasado,.. ahora no caen esas nevadas, además enseguida las quitanieves cambian el paisaje. Yo la verdad que no os reconozco a ninguna de las dos.

... esta foto está totaaaal! aquí vemos a Celita tal cual era y supongo sigue siendo, tan entusiasta. ¿Habéis visto el entorno? así recuerdo yo las nevadas de entonces. Me encanta la foto, yo más bien diría que podría ser carnaval. Es que a Celita no le falta ningún detalle.
Pues igual te veo este finde, Celita. Tengo idea de pasarme por Carrocera a por jabones y estaré a un paso de Santiago. Un abrazo.

Anímate a ir por Santiago a saludar a Celita, luego nos lo cuentas. Un beso. Pilar

Os podéis imaginar que ya que estaba a un tiro de piedra de Santiago de las Villas, no me pude resistir sin pasar a saludar a nuestra amiga Celita que acababa de llegar de La France.
No exagero si os digo que igual hacía más de quince años que no la veía y este reencuentro me lleva de pronto al pasado, a la presencia (en mi memoria) de gentes a las que quise mucho y que todavía ahora y por siempre forman parte de mi vida, presentes en ella incluso desde el ámbito misterioso de su inexistencia… porque nada queda ya físicamente de todo aquello, me refiero a personas como mi madre Amada y su madre Pepa. Pero durante ese rato de ensimismamiento nostálgico, ellas están presentes… y es que me encuentro de repente a una Celita que cada vez se va pareciendo más a su madre Pepa, como inevitablemente cada uno nos vamos pareciendo a nuestros antepasados. Y constato que está satisfecha con esta esperada transformación.
Tras la alegría del encuentro me indicó que se encontraba eufórica por haber descubierto en un lugar tan lejos de su pueblo, el foro de Canales y La Magdalena. Y que se encontraba encantada porque nos conoce a todos… y a los que no conoce, los conoce a través de sus familiares a quienes recuerda con cariño. Que sigue con pasión las salidas del pendón y que en el lugar donde ella vive también hay una tradición muy similar a la nuestra que comparten envueltos en una energía propia de actividades de esta guisa.
Ella, no olvida que procede educacionalmente de la sencillez, el trabajo y el entendimiento por lo que tras una vida de trabajo en nuestro pueblo, en contacto directo con nuestras gentes, -mi pueblo, tu pueblo-, se lanza a un proyecto de vida en común con su marido y su hija en Francia y se encuentra con un mosaico de incontables matices y lo que más me ha gustado: ha sabido sacar partido a todo ello. Ha sabido convertir esa diversidad de colores, lenguas y creencias en provecho y no en calamidad.
Ella me cuenta que no sabe cómo lo ha hecho, pero reconoce que como siempre ha sido una parlanchina impenitente, lo entendía todo (como si tuviera el don de lenguas, para que os hagáis una idea…). Y ella a su vez ofrece apoyo, disponibilidad, consuelo y consejo. Se pone a disposición de enfermos, drogadictos, marginados, comedores de caridad. Últimamente está trabajando con una herramienta muy útil en medicina, la sofrología.
Me ofrece unas fotocopias de algunos cursos que ha seguido, necesarios para su formación, y me reitera la importancia de la relajación en la lucha contra la enfermedad. Su formación ha sido continuada y muy comprometida, de tal forma que acude a jornadas formativas en Suiza, Paris y Barcelona. No escatima esfuerzos ni economía en su formación y lo cuenta con un entusiasmo que contagia.
Trae a la conversación a nuestros amigos Lolín, Emilio, Margarita, Julián …. que pasan o han pasado por procesos de enfermedad contra la que no queda otra que luchar. Sueña en que una vez se jubilen poder volver a sus raíces y prestar una ayuda desinteresada en este campo a todo el que la necesite. Se rebela ante las terapias escandalosamente caras que ofrecen los expertos e insiste en que todos tenemos que ayudarnos para poder vivir cada vez más y mejor.
Su formación, algunas experiencias cercanas a la muerte y la dedicación en este campo de la sofrología, me dice, le han permitido desarrollar percepciones que de otro modo estarían dormidas, (como nos pasa a la mayoría de los aquí presentes…, lo digo por mi, principalmente, que nadie se me ofenda! Reconozco que percibo más allá de lo que veo, mi entendimiento se ha expandido, me he flexibilizado, soy como un esponja, me dice en un batiburrillo español/francés que no me es difícil de seguir, propiciado por ese entusiasmo que contagia.
Mi letanía diaria se centra en estas palabras: paz, alegría, luz y amor… (bueno… no sé si exactamente dijo estas palabras, pero como cualquier buen ingrediente, estas también valen para conseguir armonía y felicidad, que es de lo que se trata). Reconozco que me he vuelto muy religiosa, casi dispongo en mi habitación de un pequeño monumento o altarcillo, como hacen los toreros antes de saltar al ruedo. Soy una lectora empedernida y disfruto con lecturas místicas, las leo con deleite… me encantan. (Esto que me cuenta, me acerca a los gustos de mi madre, siempre con un libro en las manos. Mi madre no cambiaba los libros por ningún otro entretenimiento. Tenía su biblioteca particular que íbamos acrecentándola aprovechando la Navidad o el cumpleaños. Libros sobre la Madre Teresa de Calcuta o títulos como “En el nombre del Padre” o un “Mensajero en la noche” de María Vallejo Nájera, están grabados en mi memoria, en el apartado de “libros para leer” -recomendados por mi madre-).
(Retomo el tema, que me disperso) Su dedicación a las personas que lo necesitan y esta afición a la lectura en sus ratos de ocio le impiden dejar tiempo a Internet a lo largo del día. Me dice que le regalaron una tablet y que cuando su hermano le comentó este foro nuestro y pincha en las fotografías y empieza a ver esos momentos fugaces de su vida y nuestras vidas, fue algo que le fascinó. Esas personas que compartieron su vida durante su infancia y juventud. Ese memorable evento, ese lugar que visitamos una vez y otra también, nuestros amigos que junto con nosotros, cambian tan rápidamente. Las personas que amamos y de quienes aprendimos. Los momentos felices, tristes y profundos que animaron y enriquecieron nuestros días. Esas fotos que tienen el increíble poder de atraer al presente lo que desapareció en el pasado
Alaba el acierto de este foro de poder compartir nuestras experiencias con otras personas, al margen de las diferencias personales y propias inherentes a cada cual. El poder mostrar con respeto aquello que sucede y pasa fugazmente a nuestro alrededor, porque reencontrarse con personas especiales y conocer a otras nuevas con inquietudes afines, considera es un lujo.
Que disfruta muchísimo de las cosas sencillas cuando vuelve al pueblo, reunirse con sus hermanos, los vecinos y la gente del pueblo. Que siente que este corto viaje termina justo antes del Magosto, pero que no duda que nos seguirá en la distancia.
Bueno, supongo os habéis hecho una idea la velocidad en que estuvimos charlando, intercambiando experiencias…Celita es una persona hospitalaria con todo el mundo, ya lo habéis notado, y la encontré chisporroteante como un castillo de fuegos artificiales. Yo la admiro porque ha sido capaz de exprimir la vida con todo el entusiasmo, la alegría y la bondad que la caracterizan.
Y pude constatar y esa es la lección que saqué de mi entrevista con Celita, (porque lo viví en el corto espacio de tiempo que departí con ella), que lo que da sentido a la vida es: (y aquí os pongo un texto cuyo autor desconozco)
Un brazo que acoge,
Un abrazo que envuelve,
Una palabra que conforta,
Un silencio que respeta,
Una alegría que contagia,
Una sonrisa que aprueba,
Una lágrima compartida,
Un deseo que sacia, y
El amor que ilumina…
Doy fé, podéis creerme, de ese brazo, el abrazo, la palabra, el silencio, la alegría, la sonrisa, la lágrima, el deseo y por último, el amor… que estuvo presente en esta corta entrevista con una amiga, a la que espero podáis haber conocido a través de mis ojos.
Moraleja: Esto es lo que contribuye para que la vida no sea tan corta, ni tan larga, sino para que sea intensa, verdadera, pura… Un abrazo, Mariajesús Morla


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