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CANALES: Gracias amigo Catuno. Me alegro mucho que te identifiques...

RECUERDOS DE MI NIÑEZ.-

Recuerdos de aquel juego sobre tierra, llamado "de los cartones", sacados de las cajas de cerillas; en cualquier parte del pueblo (en una orilla de la misma carretera, en la Calle de Los Balcones…….) y en horarios indefinidos. Nos acompañaba en ocasiones el sano frío que hacía asomar en nuestras resecas y heladas napias, sendas velas verticales que acababan casi siempre resignadas, descansando en las brillantes y pegajosas mangas de aquellas más que sufridas chaquetas o jerseys. Y es que el juego primaba, no se podía perder tiempo en soltar las preciadas piedras de las manos, pa´sacar un imaginario moquero, que muchas veces ni llevábamos, pa´que?. “Último, último, último, timo, timo, timo…….” (un guaje estaba pidiendo ya la vez, para ser último en la tirada de la piedra de la siguiente partida)……. Lo estoy oyendo, y a otro a continuación: “Penúltimo, penúltimo, penúltimo, núltimo, núltimo ……”, que rosario en plena calle y con que dedicación nos empleábamos en aquellas interminables partidas. Y ojito, que como alguno interrumpiera su personal rosario, por embobarse en sacar el cartón del cuadro con la piedra, otro le podía coger la vez. El que iba perdiendo, obligaba a seguir jugando a los ganadores, hasta que la entrada de la noche marcaba la retirada. Eran importantes, sobre todo para los ganadores, los sitios estratégicamente secretos para guardar las mejores piedras, aquellas con las que al día siguiente competirían, hasta que duraran, siempre que hubiera suerte y no fueran rotas por otras que “sin querer” les pudieran caer encima. De alguna seve de cierto prado, siempre se sacaban las mejores. Y en cuanto al preciado trofeo, lo formaban las famosas colecciones de enfoscados y muchas veces rotos cartones. Los guardábamos en cajas de galletas grandes y el que consiguiera enseñar a los demás el mayor número de ellos, ese era el que mejor sabía jugar y “despelurciar” a los demás.

Partidos de fútbol en la misma carretera, aquellos eran otros tiempos, claro. Y en el verano el prado del "Bao" nos esperaba. Lo trillábamos en condiciones para que al año siguiente diera mejor hierba, siempre sin el permiso de su dueño, y que tanto nos corrió, cuando de Bobia bajaba inesperadamente, por el Reguerón abajo, hasta llegar a ver alguna vez de tan larga carrera, las calles del mismo Jaén delante de nuestros propios ojos.

Al monte a por escobas a la salida de la escuela, quedaban meses para Reyes pero la nuestra tenía que ser la mejor de las hogueras, tal era así, que entre escoba y escoba algún roble bien escondido, venía de perlas. Eso sí, sin que nadie nos lo viera, porque entonces la podíamos liar.

Baños estivales con toda la pandilla en Turcio, El Sotiquín, El Galgón, El Espinadal... nuestro querido Río Luna nos invitaba en sus tan insignes parajes. Muchos eran seguidos por suculentas meriendas de tortilla de patata y buen chorizín, entre otros manjares.

Fiestas en los pueblos cercanos a las que íbamos en nuestras atrevidas y fardonas bicicletas, una vez que las habíamos pasado por la I. T. V. de nuestro amigo Jaime, en Otero de Las Dueñas. Allí nos arregló pinchazos, nos puso radios rotos, nos colocó, como buenos clientes suyos, los primeros banderines que salían del eje de las ruedas y que portaban los escudos de nuestros equipos de fútbol favoritos. También aquellos novedosos timbres que emitían sus sonidos con el roce de los radios de las ruedas y unas inconfundibles cintas multicolor, que colgaban de los manillares. Sin olvidar tampoco los estupendos espejos retrovisores que desafiaban a las líneas más agresivas.

Los primeros bailes en aquel "Crucero" con aquellas salerosas mozas de Garaño y de las Casas Baratas, al son de la música que Mariví la de Fini, nos pinchaba con esmero.

Y aquella cocina de curar donde el abuelo Rosales asaba patatas y castañas en una lumbre medio callada en pleno suelo de tierra, mientras el amigo humo cubría la matanza con el mejor provecho y en la calle suavemente nevaba.

AMIGO PRESI no son recuerdos de tu niñez, son recuerdos de todos nosotros
MAS O MENOS asi fue nuestra niñez BONITO RELATO

Gracias amigo Catuno. Me alegro mucho que te identifiques con ellos. Un fuerte abrazo y saludos para todo Mieres.