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TARDAJOS: Me alegra poder escribir, porque bien pensado, es lo...

Además, a un tiempo que vivió Don Baldomero Pampliega, tuvo un cronista particular, Don Román Pardo- cuyas crónicas están escritas en verso. Me hizo mucha gracia, pues lo que uno hacía, el otro lo escribía.
Y sin embargo, Román Pardo ha pasado algo desapercibido en esta historia. Era natural de Páramo del Arroyo y fue maestro en Rabé de las Calzadas.

Don Baldomero fue un buen cirujano especializándose en las operaciones de cataratas y de otras dolencias oculares. Ejerció la medicina por toda España y un buen día decidió marcharse a Buenos Aires. Como anécdota, el viaje le salió gratis al ejercer su profesión durante la travesía a América. Después de mucho tiempo, y ya con 46 años, decidió regresar a su pueblo natal con la fortuna que fue capaz de conseguir dedicado a cirugía ocular. Empleó su tiempo y su dinero en hacer reformas en el pueblo, dotarlo de un colegio para niñas, biblioteca y legando sus bienes a los pobres, también. Murió de una pulmonía mientras arreglaba él mismo la torre de la iglesia de Santa Marina. Sin duda fue un buen ejemplo para su sucesor: don Francisco Riberas Pampliega, del que ya todos hemos oído hablar.

Estimada Carmen, espero esteis bien, he leido tus comentarios sobre las crónicas de Don Román Pardo sobre Baldomero Pampliega, me gustaria mucho poder leer estas cronicas, muchas gracias Carlos Pampliega

Estimado Carlos:

después de tanta parrafada, problema solucionado. Hace media hora que he estado hablando con Rafa, el alcalde de Rabé, y me ha contado que estuvisteis durante las fiestas de Burgos con él, que os enseñó el pueblo, la iglesia, la ermita, los alrededores... y que probablemente, el libro que mencionas te lo dejarías olvidado. Pero que no te preocupes, porque él, personalmente, te va a enviar un mensaje a tu correo electrónico, y te lo enviará, si como imaginamos, lo has dejado olvidado por cualquier circunstancia, ya que también tiene tu dirección.

Efectivamente, me ha dicho que todavía le quedan ejemplares, tanto de este libro de Santiago Barquín y otros; como del suyo. También escribió otro libro de la Catedral de Burgos, y lo mismo, lo tengo.

Decirte, Carlos, que estoy impaciente por leer el tercer libro de Rafael Pampliega, que es primo de mi marido, y también fue profesor en Jesuitas de mi hijo. Mis dos hijos estudiaron en Jesuitas, y con muy buenos resultados, tanto en sus materias lectivas como en valores humanos, en consonancia con lo que aprendí yo en los míos del Alto Tajo. Y es que los valores son universales se aprendan donde quiera que se enseñen.

Rafael es un buen escritor, y me ha comentado vuestra intención, que es la de reconstruir la vida de Don Baldomero en Buenos Aires, que ya tiene casi toda la información que tu le has facilitado. Nadie mejor que tú, que eres descendiente de su hermano, Honorato.
Me ha gustado mucho saber que hay un nuevo libro en ciernes, y ya le he pedido la reserva por anticipado. No me pierdo ningún libro, ni de Tardajos ni de Rabé.

Saludos cordiales

Estimada Carmen, muchas gracias por tus comentarios, efectivamente Rafa me dio el libro, al leer un articulo tuyo en Foro de Tardajos que sigo atentamente, pense que era otro libro. Gracias de nuevo atte Carlos Pampliega

Me alegra poder escribir, porque bien pensado, es lo único que se me ocurre hacer en Tardajos, a parte de pasar buenos ratos haciendo fotos. En cuanto al relato anterior, tendrá que esperar, hay sueño y sueño que espera hartar, no es sueño. Pero estoy agotada tras el día caluroso de hoy, con mi paseo matinal, el arreglo de mis flores de terraza con traslado al patio. No es por no comprar nuevas, es porque algunas nuevas me han defraudado al secarse tempranamente. Cada vez que recuerdo la última... una surfinia, comprada con toda la ilusión, pensando que iba a ser la mejor, y la primera que se murió, cuando las más sencillas petunias siguen floreciendo y se aprovechan del sitio de la fallecida. Compartiendo jardinera, viniendo del mismo lugar, y unas resultan y otras no. Y ya las que dan la nota son la monda, sin que nadie las espere, salen. Así es el caso de las margaritas de colores, en macetas vacías. Tienes que decir, hala hijas progresad que os lo habéis ganado. A otras, sin embargo hay buscarle nuevo emplazamiento porque si te descuidas te inundan la terraza.
Luego, huerto, y venga quitar hierbas. Mañana, ni os cuento cuántas saldrán después de una fenomenal tormenta de verano, benigna, al menos en la plaza. Para el campo, nada buena pero es lo que hay sin poder elegir. Los se dieron maña antes de la tarde, recogieron más grano. Los que no cosecharon a tiempo perderán algo de grano y los que lo tienen en la era, se les mojará. Ahora, los que han construido naves agrícolas tienen más seguridades habiendo desembolsado antes en construirla... En la calle, a la intemperie, nada bueno se puede esperar.
Y si no que me digan a mí cuando pude coger pimientos rojos en el huerto sin vallar. Ni uno sólo, y después de tener huerto no tenía más remedio que comprarlos en el mercado. Lo dice el refrán, que lo que está suelto o mal atado mal futuro tiene.
La tormenta me ha dado hoy más sueño...
De verdad que las tormentas no son malas del todo, si al final sale el arco iris. Se desata la fuerza de la naturaleza y se queda muy tranquila después. Y es inevitable cuando el cielo se llena de nubes tiene que descargar en algún lugar. Igual que las personas, cuando te hartan tanto, no hay más remedio que poner a cada cual las peras a cuarto. Que te digan lo que quieran pero tu te quedas como una reina. Si no fuera por las tormentas de verano, no habría quien viviera.