OFERTA LUZ: 5 Cts/kWh

TARDAJOS: CORRIGIENDO ERRATAS Y AMPLIANDO CONTENIDO del SEÑOR...

HOMBRES, MUJERES Y TIERRAS DE TARDAJOS

ELVIRA LA HORNERA por SEVERIANO PAMPLIEGA NOGAL

Siguiendo pues el orden de mi relato, el primer recuerdo con el mayor afecto y respeto era para el Sr. Pepe. Subrayo con toda intención lo de "respeto" porque en verdad su persona lo inspiraba. Alto, de maneras finas, culto y educado, señorial. Este mismo retrato podíamos hacerle a su hijo Pedrito, que siempre le hemos llamado así pese a su edad. Ya de pequeño era el más listo, el primero en la escuela. Más tarde cursó estudios superiores en París. Doctor Ingeniero de Sonido, se especializó en cinematografía. Llegó a ser miembro de la Real Academia de Ciencias y Artes de Francia. En cierta ocasión que nos vimos y comimos juntos, en la fiesta de la Asunción de la virgen de agosto, me decía que había conocido a los mejores Directores de Cine españoles y se vanagloriaba justamente de su amistad con el mismo Buñuel. Con esto está dicho todo.

Creo que bien merecería la pena este pequeño homenaje, y me alegra sobremanera poder nombrarle, por mi parte, al menos hijo "dilecto" de Tardajos.
Como de Ciano y de Gavia ya hemos hablado largo y tendido, mientras la hornada se acaba de cocer, recordemos con todo cariño a Elvira, que entre otras razones, éramos vecinos y cocíamos en su horno.
A su marido le llamábamos "pajarito", y por ende a ella "pajarita". Este apodo, en modo alguno ofensivo, creo que les viene de una especialidad de su horno. Además del pan tradicional hacía unas tortas de aceite y unas mantecadas hojaldradas con manteca de cerdo y chicharritos o "jarjitos", que de ambas maneras se decía, recamadas de azúcar por encima, que ahora mismo que lo estoy recordandlo me estoy relamiendo. ¿No os parece que el dicho "a falta de pan buenas son torta debería decirse al revés? Pero la Marca de la Casa, de ahí el mote, era sin duda "la pajarita".
De la misma masa Elvira hacía unas figuritas como "pajaritas" o palomitas, casi a tamaño natural, riquísimas. Y porque fuera mayor parecido, las hacía unas rayitas imitando las alas, las patitas, la cola y el pico, y en la cabecita ponía un confite colorado que tal parecía un ojo de verdad.
Cuatro hijos tenía, si no recuerdo mal. "Cipri", que era el chico, y tres chicas. "Feri", "Usta", Presen, hoy Sor Presentación, Hija de la Caridad. Cipri tenía una hermosa voz atiplada fuera de lo común; cantaba en el Coro, solista, y a veces echaba la Epístola en las Misas Solemnes.

CORRIGIENDO ERRATAS Y AMPLIANDO CONTENIDO del SEÑOR PEPE GARCÍA, un gran señor

Al vivir en la Casa de la Panadería, con mayúsculas, no me queda más remedio que enmendar la plana. Porque, mi suegra me contaba historias, y sobre todo, acerca de la personalidad de Don Pepe García. Severiano nos dice que Pedrito era su hijo, pero no es así, puesto que Pepe, era, en aquella época, un soltero de oro, que no hizo más dinero porque no quiso, ¿para qué?, pensaría él, si no lo necesitaba, ni siquiera para su hermana que se casó con un rico hombre de Aranda con una gran fortuna. Ésto, cuando lo escribía, me decía a mi misma que tenía que verificarlo; y hoy, justamente lo he hecho. Es una delicia oír a la gente mayor, porque te cuentan las historias con verdadera gracia. Gracia que había mucha entonces. Chistes del día a día, que te sueltan algo, y dices, ¿qué quiere decir? porque nunca antes lo habías escuchado. La gracia, en realidad, era para algunos, pero para otros representaba un gran agravio porque cuando te dejaban algo de dinero o mercancía, o simplemente pan, había quien abusaba de lo lindo, y por algo que no tenías te clavaban en la cruz de los santos inocentes. Ya lo explicaré. Porque, además, eso era una moneda de cambio general en todos los lugares. A mis abuelos, por ejemplo, les hicieron eso mismo, unos panaderos sin escrúpulos ninguno, y porque, en aquella época se permitía abusar del pobre hasta la saciedad. Vamos, que en el Señorío de Molina, eso funcionaba así. Mis abuelos, tras la guerra, perdieron sus buenas casas. Una, a cuenta del pan que consumieron donde vivieron, Tobillos. Los panaderos de Anquela del Ducado, se la robaron. Entonces, eso no estaba contemplado así, ya que los únicos ladrones eran los pobres, y los ricos, medraban a costa de ellos. La otra casa que estaban construyendo, se la hundieron las tropas Nacionales, ya que mis abuelos eran republicanos, y con ellos, se ensañó España a contento. Hasta ensuciar su honor, que ya procuraré yo limpiarlo y contar la verdad. Que no eran patriotas, dijeron de ellos, ¿que no fue patriota un buen hijo que se había ido a Francia, y fue llamado a filas y volvió? Ese fue mi abuelo Antonio Benito García Hombrados, que se casó con mi abuela, por amor, y por amor se volvió a quedar en España, cuando su familia ya residía en Francia. ¿Por qué volvería aquel pobre hombre, me pregunto yo algunas veces, para ser tratado como lo último, cuando él, era lo primero?, y lo mejor que pudo tener España. Cosas de la guerra, pero que solamente han pasado en España.

Prosigamos el relato de Don Pepe:
Sin embargo, eso no pasaba con Don Pepe, que era una persona íntegra, y que por muchos era llamado el Padre de los Pobres, y por eso su hacienda no prosperó que cuando la recibió era mucho más de lo que tenía al morir. Fue feliz, a su vez, haciendo favores a la gente humilde, en su día a día. De sobra sabía Pepe, que allá donde iba a ir ya no necesitaría más hacienda ni dinero, ni granos de trigo.
Esta casa, de ordinario tenía un buen granero, e incluso, según Justo me contaba esta mañana, montones de trigo, a la puerta. Porque entonces, el negocio de la panadería no funcionaba como ahora lo conocemos. No sé los demás, pero Pepe recibía 100 kilos de trigo y daba 100 kilos de pan. Y según él, ya era buen negocio, pues la harina prestaba mucho, se añadía sal, agua y levadura, y ahí estaba la ganancia. Desde esta panadería se llevaba el pan hasta Medinilla con caballos. A cambio de pan, le daban dinero, o si no, le pagaban en trigo. Y por eso, a la vuelta, algunas veces venía tan cargado a casa. No era lo normal en aquella época, ya que había quien prestaba y cobraba con creces. Ya os contaré.

El coetáneo panadero era Godofredo, que murió joven, de unos treinta y cuatro años. También eran gente muy honrada. Tuvo cuatro hijos: Ciano, Godofredo, Gavia y Martina. Ciano, tuvo que tomar las riendas de la panadería, y el resto, ya lo sabemos todos.