Muchísimas gracias. Muy cinematográfica la descripción que comparto enteramente. Una vez, hace cuatro años, en este pueblo de Urrez, ante el poderío de las voces, le dijimos en broma al párroco, a punto de jubilarse, que tendría que celebrar la misa con un casco, porque el altar temblaba y los santos saltaban ligeramente en las hornacinas, regocijados en extremo ante tanta explosión festiva. Creo que eso sirvió para que el altar, abierto en canal, por calles y cuerpos, fuera reparado.
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Lo de forzar tanto la voz es algo propio de todas estas tierras. No sé si es una reminiscencia bimilenaria cuando esta gente inventó el "teléfono" a base de fuerza de cuerdas vocales y de eco en los alcores, cortadas y demás obstáculos de la inmensa paramera para avisar de la llegada de los correspondientes enemigos: romanos, visigodos, suevos, musulmanes y algún que otro conde o abad (y abadesa: la de las Huelgas, señora de esta comarca y con comisario en Hoyos del Tozo) poco deseado. Y les dio ... (ver texto completo)