Dice el
árbol: yo soy tu
amigo, por favor no me hagas daño!
Estoy para darte
frutos, tal vez solamente pájaros,
sombra si la necesitas, rumor si te gusta el cántico.
Algún día seré la
ventana de tu cuarto, la mesa para tu
pan, tu mecedora o el lecho de tu descanso...
Y yo he ser aunque sea triste el tener que recordarlo, el último compañero que te llevará en sus brazos.
Que te hacen falta mis frutos, yo te los doy de buen grado. Que te hacen falta mis ramas, corta por tanto mis brazos.
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