Miremos detenidamente, tanto las tejas como el poste y la viga. ¿No os sugiere nada? ¿No veis nada? ¿No os dice nada ese musgo, esas tejas desportilladas, rotas?
Y esa madera agrietada por soles y
lluvias, dura, resistente, sin carcomer, endurecida, con las arrugas de la vejez pero firmes. Vigas y postes de roble... testigos de la vida y lucha del hombre de aquella tierra en su lucha diaria, en sus tareas del
campo, con los animales, con los elementos, con llevar el
pan a los suyos, con
amistades ... (ver texto completo)