En 2009, el Tribunal Supremo falló el recurso de casación en contra del obispado abulense por unas obras que inició el entonces obispo Adolfo González
Montes. Las obras concluyeron en 2002 y sobre las tumbas se colocó una estructura que impide la contemplación de las laudas. La Real Academia de la
Historia lo denunció y el Tribunal Superior le dio la razón en 2005 exigiendo la retirada del
altar y del ambón. El Obispado y el Cabildo Catedralicio recurrieron alegando que la obra era necesaria.