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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: ZAMPABODIGOS=Zampatortas; sujeto ansioso, que come...

Este insulto recogido en el Libro de los Insultos de Celdrán no lo he oído nunca en Alconchel ¿Y vosotros?

CALLACUECE=Mosquita muerta que las mata callando. Pudo haberse dicho del refrán antiguo que asegura: "Callar y cocer y no darse a conocer". Con lo que se quiere significar que uno debe estar en lo suyo, pero con una oreja puesta en lo de los demás, por si acaso. Por extensión, se dice de quien es hipócrita y taimado.
Persona en cuya presencia no debe comentarse asuntos de importancia. También se llama así a "la ropa tendida", espía o soplón que puede andar al acecho sin apercibirse uno de ello...

DESVERGONZADO=Que ha perdido la vergüenza. Se diferencia del "sinvergüenza" en que éste no la ha tenido nunca, y el desvergonzado, sí. Es voz de más antiguo uso que aquélla. Covarrubias (1611), escribe:

Ay algunos desvergonçados que con mucha libertad piden lo que se les antoja a los hombres honrados y vergonçosos, los quales muchas vezes no osan negar lo que estos tales les piden; y es lo mesmo que salir a saltear un camino, porque aunque lo pidan prestado no tienen ánimo de bolverlo. (...) quien vergüença no tiene, toda la villa es suya. Es voz de censura y vituperio que se dirige sobre todo a la juventud, al menos antaño. Cervantes, en el Quijote, echa a menudo mano del término: "Andad (...) churrillera, desvergonzada y embaidora..:". En su libro Filosofía cortesana moralizada, Alonso de Barros escribe, mediado el siglo XVI, a modo de sentencia: "No hay mozo desvergonzado que en el hablar mucho dude". Y un siglo después, el malagueño F. de Leiva Ramírez de Arellano, utiliza el término en el sentido actual:

Muy largo y mal predicó
cierto religioso un día,
y a una mujer que le oía
mal de corazón le dió (...)
"Pues ¿de qué, (con impaciencia
dijo el padre) aquí le dió?"
y el bellaco respondió:
"De oír a su reverencia".
"Pues ¿cómo el desvergonzado,
(dijo el padre enfurecido)
sabe que es de haberme oido,
aqueste mal que le ha dado?"
A lo cual el hombre así
le respondió en un momento:
"Yo lo sé porque ya siento
que me quiere dar a mí"."

¡Vaya "señor insulto" para una mujer!

ESCALENTADA=Ramera, furcia; piltraca o piltrafa; puta de ínfima reputación, que goza de su trabajo; mujer calentona o calentorra que en seguida se pone cachonda contagiando la cachondez a su pareja. Es voz de germanía, participio pasivo de "escalentar": inflamar o enardecer las pasiones.
Utiliza el término, en su Segunda parte del Lazarillo de Tormes, Juan de Luna, (1620): "Afeáronme el caso, diciendo que era un hombre que no tenía (...) sesos en la cabeza, pues quería juntarme con una ramera, piltrafa, escalentada...".

FARAMALLÓN=Trapacero y holgazán, que habla por los codos a fin de engañar al lucero del alba. Enredador que anda siempre con faramallas. En cuanto a su etimología, es término que procede del antiguo farmalio = engaño, voz que a su vez proviene de la metátesis del término bajo-latino de uso exclusivo en España: malfarium, resultante del cruce entre nefarium y maleficium. Es una de las voces más antiguas todavía en uso, ya que se documenta en el Cronicón Albeldense (883). También tiene el significado adicional de sujeto que usa de charlas atropelladas, insubstanciales y anodinas para engañar y hacer daño.

GANDUL=Holgazán, haragán, que rehuye el trabajo. Vago y ocioso, que por andar siempre desocupado sólo piensa en torpezas. Es voz que ha experimentado un notable cambio semántico. Antaño significó "moro o indio joven y belicoso". En su primera acepción, en el siglo XV, tenía que ver con su etimología árabe,
gandur: muchacho de clase trabajadora que a pesar de sus escasos recursos y origen villano pretendía pasar por elegante, procurando agradar a las mujeres; individuo que vivía sin trabajar, y a la menor provocación tomaba las armas.

Con los significados descritos cayó en desuso, tanto que no se cita en el
Diccionario de Autoridades. El DRAE lo registró mediado el siglo pasado, con la acepción actual de "vago, tunante y holgazán":
En tanto que halaga la fortuna
a un gandul sinvergüenza,
torpe gime el talento,
y el honor ayuna.

En el sentido de vagabundo y truhán el término es de etimología árabe: gandur = ocioso, voz que aparece a mediados del siglo XV en las Coplas del Comendador Román, con el significado adicional de "moro joven y belicoso, galanteador de mujeres y dado a la vida holgazana". El DRAE incorpora el término en la segunda mitad del siglo XIX, cuando ya era voz corriente entre los hablantes de estratos sociales populares, y en el ámbito de la familia. Hartzenbusch da al término este empleo:
Acude un menestral a una oficina del gobierno para que le despachen un asunto: le cuesta dos o tres viajes la diligencia, y ya le basta esto para decir que todo empleado es un gandul.
Hoy es voz desusada, aunque sigue muy viva en Andalucía y el reino de Murcia y sus zonas de influencia lingüística.

HEDIONDO=Del latín foetibundus = que hiede o apesta arrojando de sí un olor nauseabundo; hedentinoso, fétido.
En el archipiélago canario se aspira la h-: "jediondo". Por derivación del sentido se dice de quien en su trato y conducta resulta insufrible, inaguantable, repulsivo; persona torpe y obscena, sumamente procaz y deslenguada, a cuyo comportamiento une aspecto desaliñado y sucio; sujeto intolerable y en grado extremo molesto y coñazo. Covarrubias define así el término en su Tesoro de la Lengua (1611): "... el hombre enfadoso que de mal acondicionadillo no ay quien le sufra". Es voz de uso muy antiguo en castellano; Gonzalo de Berceo la emplea en los Milagros de Nuestra Señora, del primer tercio del siglo XIII:

Yo mesquino fediondo que fiedo más que can,
can que iaçe podrido, non el que come pan...

INCAPAZ=Falto de toda aptitud y talento; ignorante rayano en la estupidez; tonto al que se ha puesto al frente de responsabilidades y cometidos que por su ignorancia y nula preparación no puede llevar a cabo. Benito Jerónimo Feijóo (primera mitad del siglo XVIII), utiliza así el término, en uno de los primeros textos antimachistas: "... aquella propasada estimación de nuestro sexo, que tal vez ha preferido para el régimen un niño incapaz a una mujer hecha...".

JUAN BRAGAZAS=Junto a Juan Lanas, a quien engañaba su mujer con un ciego de vida pícara, estaba su amigo Juan Bragazas, a quien su propia esposa daba todas las noches calabazas. Al parecer el apellido viene obligado por la rima que se busca. Pero existió un Juan Braga, seguramente portugués, afincado en Toledo en tiempos del emperador Carlos V, que dio que hablar por ser notorio cabrón con pintas, es decir con palabras de Camilo José Cela (Diccionario del Erotismo):
Quien lo es en grado sumo, y hallando tanto deleite en serlo que hasta propicia el que la esposa lo cornifique; para ello la viste de gala, canta sus alabanzas ante los posibles suplentes, viaja mucho y presume de moderno. Suele ser ganado manso, huidor de trabajo y complicaciones...

De él se dijo "bragazas" al hombre casado que carece de voluntad, haciendo la de su mujer y su suegra, y dejándose gobernar por cualquiera. (Véase también "calzonazos").

LAMEPLATOS=Goloso y hambrón de escasos recursos, que se ve obligado a alimentarse de sobras. Es comilón y ansioso, como el lambistón. A veces, para poder satisfacer su gula se torna servil, adulador, lameculos y lampón. Tiene infinidad de variantes, siendo una de las más extendidas el término zamorano: "lambrucio", cruce de gorrón y alzafuelles o tiralevitas.

MACARRA, MACARRÓN, MACARRONET=Los dos primeros son variedad de chulo de sí mismo, y más frecuentemente de putas, o rufián.
Probablemente de la voz francesa maquereau, a través del término catalán macarró. Tiene también acepción popular de "guapo y valentón" que se dedica a pasear su palmito, del que presume, por plazas y tabernas. Tiene puntos de contacto con el bocazas o mojarreras, con el mojarrón y el fantasma. Es tipo peligroso, y ser tildado de tal equivale a ser equiparado con el bellaco y el rufián de otros tiempos. En ambientes prostibularios, "macarronet", voz mostrenca o falso galicismo, pero que Besses en su Diccionario de argot español da como originaria del catalán, es el chulo de su propia mujer, con cuyo cuerpo trafica, negocio muy en boga en la actualidad.

NINCHI=En ámbitos achulados, entre personas que conocen el argot de los bajos fondos, equivale a punto filipino; pájaro de cuentas; sujeto informal y carente de sentido común; mequetrefe que a pesar de ser un mierda puede hacer daño. Parece que procede del caló, lengua en la que significa "chico, muchacho", no entendiéndose lo negativo de su semántica a partir de un sustantivo poco sospechoso de tan extremas maldades.

ÑOÑO=Persona muy apocada y remilgada, que se queja y asusta por cualquier pequeña cosa. Es voz de creación expresiva, como casi todas en las que interviene la aliteración o repetición de sonidos. Su significado primero parece haber sido el de "caduco, débil, en decadencia", del término latino para abuelo o viejo decrépito: nonnus. El Diccionario de Autoridades recoge el término con el siguiente valor significativo: "caduco o chocho: dícese de los viejos (...) vuelto a la edad de los niños, por corrupción de esta voz". El DRAE, en su edición de 1884, concreta así el término: "Dícese de la persona sumamente apocada o delicada, quejumbrosa y asustadiza..." a cuya definición añade después la siguiente nota semántica: "... y de corto ingenio". Leandro Fernández de Moratín utiliza en este sentido el término: "... porque en él pintó con excelencia un viejecillo tan pusilánime, inepto encogido, frío, memo y ñoño como el autor le imaginó".
Y Bretón de los Herreros aplica los siguientes epítetos a una señora muy anciana. " ¡... la Petronila, tan fatua, tan ñoña....!".

PAMPLINA (-AS)=De su acepción principal: planta que se utilizó como comida para canarios y aves canoras enjauladas, derivó el calificativo de persona o cosa insignificante y de poca entidad y fundamento; sujeto amigo de cuentos chinos, de recados tontos, que actúa como correveidile. De las cosas sin fuste y descabelladas, o de escasísimo interés se dice que son pamplinas, nombre que también se da a quien se ocupa de ellas y de su difusión y conocimiento.

QUITAHIPOS=Persona que por su aspecto o fiereza causa espanto; sujeto malencarado y astroso que produce miedo, prevención o sorpresa grandes. Cree Alcalá Venceslada, en su Vocabulario andaluz ser voz propia de su tierra, y aduce el siguiente ejemplo, que toma de la novelita Javier Miranda, de Juan Francisco Muñoz y Pabón, (finales del XIX): "El que quiera aturrullarse con portentos y maravillas, sorpresas y quitahipos, provéase de la historia...".
Es término gráfico, que describe el estado de ánimo de la persona que se encuentra ante lo inesperado, definiendo al sujeto que lo provoca mediante el efecto que produce. Prototipo de quitahipos fueron Picio, el Sargento de Utrera, y otros feos eminentes. Es voz que tuvo mucho uso en el siglo pasado; hoy se oye, aunque ha experimentado un cambio semántico hacia lo positivo, tildándose de quitahipos aquello que produce admiración grande.

RASTRACUEROS=Antiguamente se dijo del individuo que se arrastraba desnudo, en cueros, sumido en la mayor miseria; persona despreciable, de infima calidad y ningún interés social. Es curioso el cambio semántico radical experimentado por esta voz con la sola adición del prefijo "a-". (Véase arrastracueros).

SACAPELOTAS=El Diccionario de Autoridades (primer tercio del siglo XVIII) recoge el término con el valor semántico de persona ordinaria, sujeto de baja condición, nulidad social, individuo despreciable. También se le llamó sacabuches y sacatrapos. Se alude, con él al individuo que antiguamente asistía al escopetero o arcabucero, como ayudante de soldado; y también al instrumento para sacar balas, o el utilizado para limpiar el cañón.

TARASCA=Mujer muy fea y contrahecha, aunque desenvuelta, de mal natural y carácter endiablado. Se llamó así a la hembra malencarada, deslenguada y fresca, que a las mencionadas "virtudes" unía ser negruzca de rostro y más fea que Picio. Se aludía con el nombre a la sierpe monstruosa que salía en las procesiones del Corpus Christi en Madrid, en representación del vicio y la herejía. El dramaturgo toledano Agustín Moreto, (primera mitad del siglo XVII), emplea así el término:

- ¿Vióse tal persecución
en una mujer honrada?
Casilda, ¿qué hemos de hacer?
- ¡Ay, Señora, qué tarasca!
Traza de tragarnos tiene"

VAINA, VAINÍPEDO=Tonto, simplón, patoso; también, persona despreciable. Alcalá Venceslada la incluye en su Vocabulario Andaluz como término propio de aquella región, pero es común en la América hispanohablante, en Murcia y zonas castellanas del reino de Valencia. Vázquez del Río, en sus Memorias de un reclamo, escribe: " ¡So vaina! ¿no viste que la ladrona de la madre se hizo la cojitranca?".

ZAMPABODIGOS=Zampatortas; sujeto ansioso, que come atropelladamente, con apresuración, y de manera descompuesta. Es voz compuesta de "zampar" verbo de origen incierto con el significado de coger algo al vuelo o por sorpresa, y "bodigo": pan que se daba de regalo, limosna, ofrenda, también para socorrer al pobre. Era manjar hecho con la flor de harina, muy delicado. Se dijo así del término "boda", porque para ocasiones tales se hacían y regalaban. Como no solía haber para todos, se apresuraban comensales e invitados a hacerse con el suyo, que engullían o zampaban en dos bocados, dado lo reducido del tamaño. Es término utilizado en el siglo XVII, como sus homólogos zampabollos, zampalimosnas, zampatortas, etc.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
ARRABALERO=Persona que en su porte y lenguaje da muestras de ordinariez y grosería. Se dice teniendo in mente la acepción principal del término: habitante de los arrabales de la ciudad, o suburbios, por entenderse equivocadamente antaño que en los barrios bajos la gente tenía menor delicadeza en el trato, e inferior calidad humana. Ya en tiempos de Cervantes, y antes en los del emperador Carlos V, se decía que quienes poblaban esa parte de la ciudad en los extramuros, eran "gente común y de bullicio, ... (ver texto completo)