Los territorios de la monarquía
La base de la monarquía estaba constituida por la unión de las Coronas de Castilla y Aragón. La primera formaba un espacio político más unificado y centralizado, pero el poder de la Corona, en cualquier caso, estaba limitado por la existencia de diversos reinos y señoríos, que seguían constituyendo el entramado social y político.
En la Corona de Castilla, un mismo Consejo Real, unas mismas Cortes y un único sistema fiscal facilitaban la unidad pese a la pluralidad de reinos. Los territorios del norte de la Corona, de Galicia a Guipúzcoa, presentaban algunos rasgos institucionales que los diferenciaban entre sí y con respecto al resto. Canarias, Granada y Navarra tenían regímenes especiales.
En la Corona de Aragón, por el contrario, cada reino conservó sus instituciones y sistemas de representación. Igual que en el reino de Nápoles, el ducado de Milán, Flandes y Portugal, incorporados a la monarquía en el siglo XVI.
La base de la monarquía estaba constituida por la unión de las Coronas de Castilla y Aragón. La primera formaba un espacio político más unificado y centralizado, pero el poder de la Corona, en cualquier caso, estaba limitado por la existencia de diversos reinos y señoríos, que seguían constituyendo el entramado social y político.
En la Corona de Castilla, un mismo Consejo Real, unas mismas Cortes y un único sistema fiscal facilitaban la unidad pese a la pluralidad de reinos. Los territorios del norte de la Corona, de Galicia a Guipúzcoa, presentaban algunos rasgos institucionales que los diferenciaban entre sí y con respecto al resto. Canarias, Granada y Navarra tenían regímenes especiales.
En la Corona de Aragón, por el contrario, cada reino conservó sus instituciones y sistemas de representación. Igual que en el reino de Nápoles, el ducado de Milán, Flandes y Portugal, incorporados a la monarquía en el siglo XVI.
