Agua y vegetación, ALCONCHEL DE LA ESTRELLA

(7 de Septiembre de 2014)
Admirando sus palabras, el rey le entregó al anciano las cien monedas de oro que le había prometido y se marchó al campo con sus águilas para contemplarlas en pleno vuelo. Desde entonces, el reino fue uno de los más felices en toda la región.
Así sucede muchas veces en la vida cuando nos enfrentamos a lo desconocido – le dijo el anciano al rey – Sin embargo, todos tenemos el poder de cambiar y hacer todo aquello que nos propongamos. Lo más importante es tener seguridad en nosotros mismos.
En ese momento, el rey comprendió que sus águilas no tenían ningún problema, simplemente tenían miedo de abrir sus alas y levantar el vuelo.
Pues muy fácil, mi señor. Simplemente he cortado las ramas de los árboles para que las águilas no tengan otra salida que echar a volar.
– ¿Cómo lo has conseguido, noble anciano? ¡Tienes que decirme!