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Este acusado tenía antecedentes cuando fue juzgado por estos hechos, al haber sido condenado en enero de 2009 a 31 días de trabajos en beneficio de la comunidad y prohibición de acercarse a su esposa por un delito de malos tratos en el ámbito familiar.
El juez Juan del Olmo ha estado involucrado en otras sentencias polémicas que tienen que ver con la violencia de género. El pasado año absolvió a un hombre que propinó un cabezazo a su mujer porque dicha acción no tenía, en su opinión, el
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El insulto Acémila, sí lo conocía. Aún recuerdo aquello de: "Si tu padre que esté en gloria, no hubiese sido un acémila, y te hubiese dao una miaja de coltura, sabrías como cá quisque pá qué vale eso..." Celdrán dice que un acémila es: "Animal; se dice por extensión del mulo de carga, en particular el macho; asno, sujeto rudo, primitivo y tosco. En tono jocoso, se predica de quien es tan fuerte como bruto, capaz de cargar con lo que fuere; especie de bestia de albarda. En los siglos de oro se decía del hombre disforme de cuerpo, y de muy escaso entendimiento. El médico segoviano, Andrés Laguna, en su Pedacio Dioscórides Ariazarbeo,
(mediados del siglo XVI) emplea la acepción insultante del término en forma superlativa:
"No puedo tener la risa siempre que me acuerdo de un mozo torpe y dormilonazo,
que tuve siendo estudiante en París, el cual una mañana (...) se fue derecho al hogar, adonde estaba un gatazo (...) y le plantó un palillo de azufre, por donde súbito le saltó el fiero animal al rostro y le rascuñó toda la cara, no sin grandes gritos del acemilazo...."
Más próximo a nosotros en el tiempo, el dramaturgo riojano Manuel Bretón de los Herreros, (mediados del siglo XIX), añade al término cierto matiz propio del zote:
" ¿Qué ha de llorar ni temer
una acémila asturiana,
sin miras para mañana
y sin recuerdos de ayer?."
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