Una vez que el hambre azotó la ciudad, Zita tenía la
costumbre de repartir todo lo suyo, incluso su
comida, con los pobres. Pero la necesidad era muy grande, por lo que repartió la despensa de granos de la
familia con los pobres. Cuando la familia fue a investigar encontró la despensa repleta. Fueron muchos los incidentes milagrosos de su vida. En la víspera de
Navidad, Zita encontró que en la
puerta de la
Iglesia de
San Fredaino, un hombre que temblaba de frío. Ella tomó un valioso
manto de la familia
... (ver texto completo)