Compramos energía a futuro

ALCONCHEL DE LA ESTRELLA (Cuenca)

Las macetas de la ventana
Foto enviada por Qnk

Puesto que mañana salgo de viaje, tenemos que hacer la carrera ahora mismo.
En su pueblo todos se apartaban cuando el pasaba, por temor a despertar su ira, pero cierto día, un joven que leía despistado y sin mirar por donde iba, se cruzó en su camino, le hizo tropezar y cayó con lo grande que era, enterito en un gran charco. Furioso, Alf le increpó y le desafió a una carrera a muerte hasta el pico más alto de una montaña cercana y al volver el ganador podría ejecutar al perdedor, esa era la forma en que los habitantes de ese pueblo arreglaban sus disputas. El delgaducho ... (ver texto completo)
El Vikingo terrible

Habitaba una vez en las lejanas tierras del norte, un pueblo de Vikingos. Era un pueblo guerrero y muy fiero, que era respetado y temido por todos los demás. De entre todos destacaba uno, Alf Gandallsen, que era el más terrible y más fuerte de los vikingos. Alto como un oso y fuerte como un león, con sus propios brazos era capaz de luchar contra un toro y vencerle en unos pocos segundos. Y para que todos le conocieran y le temieran, llevaba en su casco y su capa los trofeos ... (ver texto completo)
El pobre zorro tuvo que quedarse dos días y dos noches en su triste encierro. ¡Nunca jamás volvería a comer tanto!
- ¡No digas tonterías y sácame de aquí! -le chilló el zorro— Me muero, en serio.
A esto la comadreja replicó: -Lo tienes bien merecido por comer demasiado. Lo malo es que tienes los ojos más grandes que el estómago. Tendrás que quedarte ahí hasta que adelgaces... y entonces podrás salir. Así aprenderás a no ser tan glotón.
-A mí no me lo parece -rió la pequeña comadreja- El árbol es igual de grande que cuando lo he visto esta mañana. Quizá tú hayas engordado.
-Oye, comadreja, ayúdame a salir. El árbol está encogiendo y me está aplastando.
En ese mismo momento, una comadreja pasó por allí y, al verla, el zorro exclamó:
ISocorrooo! iSocorrooo! Sacadme de esta horrible trampa.
El zorro comió, comió, comió... y comió todavía un poco más. ¡No había comido tanto en toda su vida! Pero cuando terminó todo y quiso salir del árbol, no pudo moverse ni un centímetro. ¡Se había vuelto demasiado gordo para salir por el hueco! Pero el zorro glotón no cayó en la cuenta de que había comido demasiado y pensó que el árbol se había hecho más pequeño. Asomó la cabeza por el agujero y gritó:
El zorro glotón

Un buen día, un zorro encontró una cesta de comida que unos granjeros habían dejado en el hueco de un árbol. Haciéndose tan pequeño como pudo, pasó por el estrecho agujero para que los demás animales no le vieran zampándose aquel rico banquete.