TURON: Le dije, tines el maître y tienes el nombre, ahora...

El otoño dejo por los suelos menos hojas que otros años y apenas trajo novedades, salvo que mi hermana volvio a pintar la fachada de su casa, esta vez del color de la carne cocida del salmon, y que el ruso Basilio le pidio al señor Patricio la mano de su hija Angelica, la cual le fue energicamente denegada, aludiendo el padre a la inmadurez de la niña y a la condicion imprecisa del pretendiente, hombre sin patria estable ni oficio establecido y con ideas extremadas y equivocas.

Luego llego el invierno, lo hizo durante la noche y en forma de nieve, y con el los rumores de que la dictadura se estaba tambaleando. Fue un dia de ese invierno cuando se acerco el mayordomo Felix hasta la caseta de jardineria para decirme, ven conmigo, y le segui y me llevo hasta el comedor principal del palacio. Habia uma mesa grande de madera brillante, rodeada de sillas tapizadas de terciopelo verde, el suelo estaba cubierto de alfombras rojas y azules, en las paredes habia cuadros enormes con escenas campestres y habia cabezas disecadas de venados, de rebecos y de jabalies, y tambien habia en las paredes muchos espejos que reflejaban la hermosura de aquel ambito, multiplicandola, habia jarrones floridos y candelabros que brillaban como si fueran de oro y un reloj enorme encajado en bronce con los numeros romanos, habia una gran chimenea en una de las paredes con la leña preparada para ser encendida y, sobre ella, el retrato de un hombre barbudo vestido de frac.

Quien es, le pregunte a Felix, y me dijo, Antoon van Balen, padre de los ingenieros, y luego añadio, fijate bien en esa mesa, en ella va a ocurrir dentro de unos dias un acontecimiento importante en la historia de esta casa y tambien en la nuestra, vendran ilustres personalidades a comer en esa mesa y nosotros vamos a servirles, y pregunte, como a servirles, pues yo era ayudante de jardinero y nada sabia de servir mesas a señores importantes, y Felix me aclaro, las señoras Sakia y Geertghe quieren que tu, debido a que te consideran un joven muy apuesto, aprendas a servir la mesa, y yo no salia de mi asombro, que dices, ni siquiera se comer con los cubiertos, siempre lo hago con la navaja que me regalo mi abuelo, estas mal de la cabeza.

Y Felix sonriendo me paso a un cuarto contiguo donde habia un armario lleno de trajes.

Descolgo uno, negro y rojo, y me pidio que me lo probara, y pregunte, aqui, y dijo, si, aqui, y asi lo hice, pero me quedaba estrecho, y me fue dando a probar varios trajes mas, hasta que al fin vesti uno que se ajustaba a la hechura de mi cuerpo, y Felix sonrio, orgulloso y satisfecho, y dijo, con unos areglos te quedara perfecto, y me coloco una pachera blanca y me puso unos guantes tambien blancos y me dijo, mirate en ese espejo, y me mire y parecia un actor de teatro, un caballero de frac, y pensaba yo que mi aspecto no encajaba tan mal en aquel mundo de lujo y espejos y colgantes de cristal tallado, pero tenia dudas sobre si mis maneras bruscas y mis ignorantes pensamientos serian los adecuados para aquel subito e inesperado oficio, por eso le dije a Felix, no basta con un traje, y el me dijo, no te apures, te enseñare cuanto necesites saber.

Me dijo Felix que un buen camarero, como cualquier buen sirviente, nunca debe ver ni oir nada, pero debe de saberlo todo de sus amos y debe de estar atento siempre a sus gestos, al movimiento de sus cejas, y pensaba yo como podria no oir y sin embargo entenderlo todo, como podria no ver y averiguar cuanto sucediera a mi alrededor.

Durante los dias siguientes deje de trabajar con Eneka, y Felix me enseño a envolver los cubiertos en la servilleta, a limpiar los ceniceros, a coger el pan con las pinzas de plata, a conocer los diferentes vasos para cada tipo de bebida, los panzudos, los que tenian facetas poliedricas, los diminutos, las copas de cuello largo, los decorados, las jarras de loza esmaltadas con las iniciales de las empresas de los ingenieros, y me resulto divertida la triquiñuela de mirar los vasos a contraluz para comprobar su limpieza, y me explico que copas eran las de agua, cuales las de vino de Burdeos o de Borgoña o cuales las de Oporto o de Jerez, y saco de una vitrina un ejemplar de cada especie, estas son las del champaña, me dijo, y le pregunte, que sabor tiene el champaña, y me contesto, sabe mal, pero a ellos les gusta porque es un vino excitante y lleva burbujas con aire frances, y me mostro unas copas diminutas y labradas donde habrian de servirse los licores.

Luego paso a mostrarme Felix como se ayudaba a los señores y a las señoras a quitarse el abrigo y el sombrero y los guantes y como se sostenia todo con una mano y un brazo haciendo a la vez una reverencia.

El jardinero Eneka, cuando se topaba conmigo me decia, Nalo, ahora eres un empleado plurivalente, y soltaba una de sus blandas carcajadas, y le preguntaba porque me designaba con aquella palabra larga y diferente, y me decia, porque ahora estas laboralmente dotado de varias eficacias.

El mayordomo Felix se esmeraba mucho conmigo, lo mismo que habia hecho antes Eneka para enseñarme el oficio de jardinero, y me sentia bien por aquella nueva circustancia de atencion y de aprecio, y por eso, aunque seguia sintiendo panico al imaginarme vestido de frac sirviendo a señores importantes, me dejaba indtruir y me dejaba querer por aquel ser diminuto, de rostro oscuro y rugoso y cuya voz nerviosa me recordaba el sonido de las sierras de la fabrica cortando las chapas de hierro colado.

Me decia, recuerda que los camareros, aunque no haya nada que hacer, siempre deben de estar haciendo algo, y entonces me sugeria infinidad de cosas que se podian hacer cuando no hubiera nada que hacer, como doblar de nuevo las servilletas, alinear los cubiertos en la mesa, descubrir arrugas en los manteles o volver a mirar los vasos a contraluz, sobre todo los de cristal de Bohemia, que eran tan delicados como el ala de una mariposa.

Y paso Felix a enseñarme las diferentes clses de floreros y la disposicion de los mismos en la mesa, y me mostro los bucaros, que eran de barro y se colocaban con una sola flor a la derecha del cubierto, y me enseño los ramilleteros, que se ponian dispersos por la mesa con claveles y margaritaas, y lo jarrones de ceramica china para las rosas, y tambien me mostro unos canastillos de minbre a los que llamaba canéforas y que servian para llenarlos de flores diversas, y entonces, escuchando las explicaciones de Felix, pense que todos los oficios tienen entre si algo que ver, y le dije al mayordomo que podriamos hacer algo especial en aquella comida tan importante que iba a suceder, y el se quedo serio y me hizo la pregunta mas metalica que el solia hacer, algo como que, y le explique que podriamos poner un bucaro por cada comensal y en cada bucaro una flor diferente, porque yo sabia que en el invernadero de nuestro jardin habia especies de flores suficientes para llenar todos los bucaros, y Felix se quedo mirandome muy serio y me dijo, Nalo, en este asunto no tienen cabida los juegos y en este oficio que estas aprendiendo sobran los experimentos, y me quede muy triste con aquellas palabreas de mi nuevo maestro, y pense que Eneka a buen seguro que hubiera celebrado mi propuesta, y tambien pense que Felix era un buen hombre, pero que nunca podria tener la sabiduria y la sensibilidad de mi amigo Eneka porque el nunca habia estado casado con una musa, en realidad nunca habia estado casado con nadie.

Cuando le hable a mi hermana Lucia de aquel nuevo oficio, ella se puso contenta y comenzo a danzar en circulo por la sala. y decia, seras el maître del hotel que un dia dirigire, recibiremos alli a los mas afamados poetas y a las actrices de mas renombre, y tendra grandes ventanales frente al mar y lo llamaremos, como lo llamaremos, Nalo, y le dije a Lucia, no se, podemos llamarlo Gran Hotel, sin mas, y ella me dijo, muy emocionada, no, que dices, lo llamaremos Hotel Caliope, eso es, el hotel de las nueve musas, y me abrazo y bailo conmigo, como si acabaran de darle la noticia mas dichosa de su vida, y me senti muy bien con aquella nueva locura de mi hermana.

Le dije, tines el maître y tienes el nombre, ahora te falta el resto, y ella dijo, el resto es coser y cantar. Era como si para ella la existencia fuera todo eso que queda cuando desaparece la realidad, las brasas que perduran cuando se han quemado las costumbres, lo habitual, y recorde lo que un dia me habia dicho Eneka, la gente cree que la realidad de la cebolla son sus capas, pero si las vas quitando hasta quedarte sin nada la cebolla sigue presente y su picor te hace llorar, pues ese efecto perdurable de la cebolla es su autentica realidad, esto me dijo Eneka porque en la enciclopedia que el habia estudiado estaban todos los conocimientos.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Mi hermana Lucia tenia un aspecto irreal porque ella habia exprimido toda la realidad visible para meterla en sus sueños. Le pregunte, que hara Eneka en ese hotel de las musas, y ella me dijo, sin sacar los ojos del sueño, Eneka sera el dios de los jardines de la sabiduria, y dejo escapar una carcajada llena de coraje, la risa de la ciega obstinacion de los borrachos que juran y pelean por aquello que acaban de inventar, y le pregunte, y Aida, que le reservaremos a Aida en ese lugar, y Lucia me respondio, ... (ver texto completo)