El otoño dejo por los suelos menos hojas que otros años y apenas trajo novedades, salvo que mi hermana volvio a pintar la fachada de su casa, esta vez del color de la carne cocida del salmon, y que el ruso Basilio le pidio al señor Patricio la mano de su hija Angelica, la cual le fue energicamente denegada, aludiendo el padre a la inmadurez de la niña y a la condicion imprecisa del pretendiente, hombre sin patria estable ni oficio establecido y con ideas extremadas y equivocas.