ZARAGOZA: En el año 1972, recalo en esta ciudad por razones de...

En el año 1972, recalo en esta ciudad por razones de trabajo, fueron dos años los que permanecí y al cabo de ese tiempo me ofrecen la alternativa de poder regresar a Galicia, y la verdad es que tuve que madurar la decisión, de aquella la distancia si era real, la comunicación por coche era tortuosa y no digamos en tren, unas me iban y otras me venían, me encantaba la ciudad y en particular el carácter aragonés, en todas las partes hay de todo, eso es cierto, pero los tópicos a veces sirven de referencia, el aragonés es franco sin dobleces, dice lo que piensa y sin ánimos de ofender aunque te ofenda, es poco o nada chismoso noble en el sentido literal de la palabra, hasta que le falles y luego tendrás trabajo para reconquistar. es cercano y hace que no siendo del lugar te sientas como en casa, tanto apego le tuve a la región que a base de insistencia he logrado que mi mujer demande visitar Zaragoza cada pocos años y lo hacemos en nuestro coche.
La última vez en las fiestas del Pilar aprovechando así ver la ofrenda de flores, la primera vez que tuve ocasión de verla, fue en el año 72 en un día gris y de fina lluvia a lo que en Galicia le llamamos orvayo, no era la ofrenda tan tumultuosa como a día de hoy, recuerdo una reprensentación norteamericana procedente de la base, y otras de las distintas regiones de España, la gallega organizada por el centro gallego de Zaragoza ubicado en la calle Picnatelli, de aquella me llamó la atención y me produjo cierta ilusión ver desfilar a los representantes de mi región de origen.
Nada que ver con lo que he visto la última vez hace apenas siete años, una explosión de color con de mezcla de religiosidad y sentimiento identitario, en la plaza del Pilar en donde se celebraba la ofrenda de flores que en una estructura monumental de madera en la que en la cúspide figuraba la imagen de la virgen. grupos de gente cada cual de sitios distintos deambulaban una vez cumplida la ofrenda y repartían viandas, propuse sacar fotos a uno de esos grupos con su permiso, en que mujeres hombres y niños vestían el traje regional y me "obligaron" a probar el jamón y beber vino de la bota, de ese vino de Cariñena que si no controlas se sube, motivo que me llevó a integrarme con mucha mas facilidad, yn entre viandas vino y acento que engancha volví a rememorar con aquella gente franca los tiempos que con otra gente y en el mismo lugar había hecho hace ya muchos años y que me hizo volver a aquellos años pasados.
Nadie apreció las bien disimuladas lágrimas que se me escapaban, el tiempo que me ofrecí fue el suficiente para no ser impertinente y así poder quedar con las ganas de volver a esa tan noble e histórica tierra, mi mujer me lo demanda.
Pues hasta la próxima tierra noble y cabezona