La ciudad de Lugo, y con ella toda Galicia y el norte de Portugal, fue conquistada en el año 740 por Alfonso I de Asturias, el Católico, aprovechando las divisiones internas del gobierno musulmán. El rey Alfonso, yerno de don Pelayo e hijo del marqués de Cantabria, tenía un sistema de conquista verdaderamente sangriento: en cada pueblo o ciudad conquistada ejecutaba a todos los moros y enviaba a zonas más seguras del norte a los cristianos. Esta actitud provocó que, durante más de cien años, la franja ... (ver texto completo)