LA SAL DE LA VIDA
El anciano maestro estaba ya cansado de escuchar las constantes quejas de su aprendiz, así que pensó que debía enseñarle algo que le hiciera recapacitar. Una mañana, le pidió que le trajera sal y, cuando regresó, el maestro le dijo que echara un puñado en un vaso de
agua y que, a continuación, se la bebiera.
« ¿Cómo sabe ahora el agua?», preguntó el sabio anciano. «Muy salada», respondió el discípulo poniendo cara de asco. Aguantándose la risa, el maestro le indicó que repitiera
... (ver texto completo)