Antes de juzgar a una persona mayor por sus limitaciones, recuerda que cada arruga es una historia, cada paso lento es el reflejo de una vida recorrida y cada olvido esconde recuerdos que marcaron su alma.
Algún día, si tienes la dicha de llegar a su edad, entenderás que el cuerpo cambia, pero la esencia sigue intacta.
En lugar de impacientarte, ofrece tu comprensión; en lugar de señalar, extiende tu mano.
Porque la vejez no es una carga, es un privilegio que no todos alcanzan. También hay tonterías elegantes como hay tontos bien vestidos. Buenos días María, ¿donde andas que no te vemos el pelo, sabes que ya me extraña no verte por aquí? un abrazo. Y de la nieve se aprende que incluso cayendo puede ser un momento de pura belleza. Buenos días Pilar al fin nos ha caido una nevada, hoy hace bastante frio... un besillo.